domingo, 7 de julio de 2019

1867 (D 7/7/19) “Fake news”


Fake news es la noticia falsa que se auto-legitima si es útil y sirve para ganar votos. Punto.
      Ailes fue el hombre que colocó en la Casa Blanca a Richard Nixon, Ronald Reagan, George Bush padre, George Bush hijo y Donald Trump, nos informa Enric Gonzalez. Ailes fue el hombre que creó Fox News, una máquina formidable de agitación y propaganda conservadora; fue el hombre que hizo de las fake news un arte; fue el hombre que demostró que en el éxito político pesan poco las ideas y mucho la crispación y el espectáculo.
      Ailes detectó el flanco más débil de la prensa tradicional: el elitismo. Los medios que (con mayor o menor éxito) intentan ser rigurosos y fiables, como este que usted lee, se dirigen a una élite. Por favor, no lo tome como un insulto. Es así. Solo una pequeña franja de la sociedad está realmente interesada en la información; la gran mayoría prefiere consumir un tipo de infoespectáculo que se adapte a sus prejuicios y le entretenga.
    A través de Fox News, a la que impuso el sarcástico lema fair and balanced (justa y equilibrada), Roger Ailes socavó la credibilidad de la prensa tradicional. Sin un referente comúnmente aceptado, la realidad se hizo maleable. Dejaron de existir la verdad y la mentira: todo son ya simples opiniones.

Pero el término en inglés no es del agrado de Alex GrijelmoEl término fake news le suena incongruente. No por ser ajeno a nuestro idioma, sino por la contradicción interna que hay en ella. Es decir, por el aparente oxímoron (oposición entre los términos, vga.: un ruidoso silencio) que implica la idea de “noticia falsa”.
       “Noticia” es un hecho, y “noticia” es asimismo el relato de ese hecho. En el primer caso nos referimos a algo de interés que acaba de ocurrir, y en el segundo mencionamos la narración que lo relata.
    Si atendemos al primer significado (el hecho), se puede apreciar una contradicción entre los términos “noticia” y “falsa”, porque esa expresión obliga a concebir “noticia” como algo que no ha ocurrido. Es decir, un hecho que sería un no-hecho. Se supone además que lo sucedido y lo que se narra deben coincidir, de modo que la realidad obtenga su representación cabal. Y así como un Rolex falso es cuando menos un reloj, una noticia falsa no es siquiera una noticia, pues le falta el requisito indispensable de haber acaecido.
    Por tanto, fake news puede entenderse en español de dos maneras, dependiendo de si se ha mentido al inventar un hecho o se ha engañado al manipular su relato. Así, cabe considerar “noticia falsa” a la que concierne a un hecho no ocurrido (asumiendo el oxímoron), y “noticia falseada” (corrompida, adulterada) a la que transmite un relato inveraz, ya sea porque se le añaden datos inexactos, erróneos o inventados, o porque se silencian aspectos relevantes.
    Además, disponemos de otras palabras españolas para traducir fake news, aunque quizás ninguna ofrezca tampoco una frontera nítida entre esas dos falsedades. Tenemos “bulo” (“noticia falsa propalada con algún fin”), “infundio” (“mentira, patraña o noticia falsa, generalmente tendenciosa”)...
         Un segundo grupo incorpora a su definición el término “engaño”, es decir, la acción de “hacer creer a alguien que algo falso es verdadero” (y lo mismo se engaña al inventar que al falsear); “trola” (“engaño, falsedad, mentira”), “embeleco” (“embuste, engaño”), “filfa” (“mentira, engaño, noticia falsa”); “embuste” (“mentira disfrazada con artificio”) y “cuento chino” (“embuste”).
      Todas esas palabras de buen español están a nuestro alcance, sonoras y contundentes, cálidas en su expresión, indignantes a veces. Sin embargo, triunfa en el lenguaje público la locución inglesa, fría y técnica, ajena, distante y ambigua. Parece fake news (parece mentira).

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