Un atardecer en la Toscana (Dolce
fine giornata, ó Slodki koniec dnia), es una película polaca dirigida por Jacek Borcuch e interpretada como prota
por Krystina Janda, en el papel de María Linde, nobel de literatura, premio
mejor actriz en Sundance, escena final inspirada en un hecho real (?).
El espíritu
libertario de la prota que renuncia al premio nobel y deja sin responder a su
voluminosa correspondencia explica que no cumpla con las reglas sociales, ni
siquiera con las de tráfico. María Linde vive el presente, sin más, y no rinde
cuenta a nadie.
Estuve a punto de
levantarme y salir de la sala al primer cuarto de hora. Los primeros 15’ podrían
haberse montado en un tercio de tiempo. Menos mal que no me fui. La película de
golpe dio un giro de 360º y la lentitud de los primeros planos se volvieron vértigo
en los diálogos que se hicieron púdicamente sobrios dejando todo sin
explicitar, tan sólo sugeridos, para evitar que la historia quedara resuelta y dejarlo
a la discreción del espectador.
(Magnífica la evolución
del comisario marroquí.)
Plano secuencia final: moralina? un final exagerado?..., el que ha querido el autor que para
eso es el que lo parió. En todo caso el final queda en el aire, como los
personajes. Con el culo al aire.
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