martes, 14 de mayo de 2019

1814 (M 14/5/19) ISPAhán

El médico Avicena, una osada hipótesis
       No sé si lo he leído o lo he soñado (los fantasiosos no distinguimos bien el límite entre la realidad y la ficción) pero si non e vero é ben trobato, así que lo cuento. Avisando, eso sí, de antemano que no me hago responsable de las consecuencias que esta hipótesis pueda tener en las doctas mentes académicas. Y lo adelanto ya: ¿tendrá algo que ver el nombre de ISPAhán con nosotros, con hISPAlis o hISPAnia y el médico Avicena que levantó allí su hospital?
    Ibn Sina, Avicena en español, a los dieciséis años ya dirigía a médicos famosos y a los diecisiete gozaba de fama como médico por salvar la vida del emir de Bujará, Nuh ibn Mansur. Escribió alrededor de 450 libros de diversas materias, fundamentalmente de filosofía y medicina. Con treinta y dos años inició su obra maestra, el celebérrimo Canon de medicina que contiene la colección organizada de los conocimientos médicos y farmacéuticos de su época en cinco volúmenes. En él reconocía una fuerte correspondencia entre lo somático y lo psíquico. Individualizaba la enfermedad en cada paciente. La Curación en seis volúmenes (El Cairo, 1952-1965), es quizás la obra filosófica de mayores dimensiones hecha por un hombre solo. Empieza por la lógica e incluye física y metafísica, botánica y zoología, matemáticas y música, y psicología.
Son recomendables los libros Avicena, o La ruta de Isfahan(*), de Gilbert Sinoué y El médico (The Physician) de Noah Gordon donde al personaje biografiado se le hace volver a Inglaterra, no en vano es inglés el autor de la “novela”.
      Sus discípulos a Avicena le llamaban Cheikh el-Raïs, es decir "príncipe de los sabios", el más grande de los médicos, el Maestro por excelencia. Es en todo caso uno de los principales médicos de todos los tiempos. Y su escuela sigue vigente en muchos temas todavía.
     Es el caso que el ilustre médico Ibén Sina, Avicena en lengua HISPÁnica (Bujará, en Uzbekistán 980/+1037, Hamadán en Irán), en sus 57 años de vida viajó por gran parte del mundo conocido. Y si entre ellos estuvo Marraquech, no es demasiado atrevido pensar que también visitara Córdoba y Sevilla. Contemporáneo del omeya Almanzor (939/1002), ortodoxo éste en su religión, quizás en Córdoba, si es que estuvo allí, sufriera graves restricciones por motivos religiosos en materia de disección, o autopsia, de los cadáveres, que él necesitaba para sus investigaciones y prácticas médicas. Y quizás fuera ese el motivo de que no se quedara con nosotros para ejercer como galeno y se trasladara a Isp(h)ahan(*), donde su despecho por las restricciones religiosas para practicar la medicina le hiciera bautizar a su nuevo hospital con el nombre que lo hizo, y donde podría investigar con cadáveres diseccionados para beneficio de la medicina en general. Allí pudo crear una escuela de repercusión internacional cuyas enseñanzas perviven en el tiempo.
       A Ibn Sina se le conoce en Europa por su nombre Avicena, en español, y según El Correo de la UNESCO de octubre de 1980, “su influencia penetró en Europa a través de la España musulmana”. En nuestros libros de texto se incluye a Avicena en el capítulo de la España Musulmana.
      Y aquí viene mi osadía: ¿No os dice nada que la ciudad ISPAham, levantada con motivo de la fundación de un hospital cerca de la actual Teherán, si es que aconteció así, y que fue temporalmente capital de Irán, fuera bautizada con un nombre cuya raíz coincide con la de Sevilla y la de España (hÍSPAlis, hISPAnia)? A mí me gustaría pensar que una ciudad tan importante en Irán rememorara con su nombre al gran médico "eSPAñol" que la fundara, si es que fue él quien la promovió al levantar allí un hospital. (En efecto, en ella se conservan vestigios de construcciones del siglo XI.)
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(*) En la lingüística internacional ph=f, como gn=ñ o th=z… Isp(h)ajan sería igual que Isfajan.

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