sábado, 27 de abril de 2019

1797 (S 27/4/19) Más madera

Los signos identitarios de los partidos políticos que compiten en las elecciones generales de mañana pueden resumirse como sigue:


En el ala izquierdista/progresista:

El discurso del PSOE (“Haz que pase”) puede leerse en su programa, cuyo primer bloque se dedica a la economía, y en sus 110 compromisos en cuyo índice la palabra España aparece siete veces. Los compromisos comienzan con un Pacto de Estado para la Educación, prometiendo aumentar la inversión educativa gasta llegar al 5% del PIB en 2025. El PSOE abandera actualmente el sistema de la social-democracia, en España y en Europa. Qué queremos decir con social-democracia es algo que puede verse en la entrada 1658 del 8/XII/2018.


El discurso de IUPodemos ("La historia la escribes tú") es el discurso de su líder, Pablo Iglesias. Íñigo Errejón admitía que en Podemos “nos han hecho envejecer rápidamente y convertirnos en un partido que tiene ticks parecidos a los suyos (los de la casta), en el tono, los gestos, la capacidad de frescura.” Un envejecimiento precipitado por las crisis internas que Podemos arrastraba desde 2016 cuando empezó el distanciamiento con Errejón. Otro factor para la desilusión es que para muchos simpatizantes Podemos no resultó ser tal como se esperaba. A lo que habría que añadir que el líder se mostró centralista y autoritario, dejándose en el camino jirones como Bescansa, Alegre, Espinar y al mismísimo Errejón, bailando en la cuerda floja Miguel Urbán y Teresa Rodríguez. Iglesias intenta renacer de sus cenizas. En su programa promete reducir a la mitad en cinco años la producción energética basada en combustibles fósiles.


En el ala conservadora/reaccionaria (que se apropia de los conceptos Religión, Patria, Orden, Familia y Propiedad y califica a los de Izquierda como la anti-España):


El discurso del PP ("Valor seguro") ha experimentado un cambio radical desde que tomó su presidencia Casado el 21 de julio de 2018, un cambio en las formas (hasta en el uniforme electoral) y en el fondo, situándose a la derecha de Rajoy. En junio de 2015 Rajoy lo reclutó, junto con Andrea Levy, Fernando Martínez Maíllo y Javier Maroto, para cambiar la imagen del PP como partido antipático que era, en las televisiones y tertulias, pero ahora abandera el discurso de la derecha dura y “sin complejos”, es decir, insultando y mintiendo con descaro, compitiendo abiertamente con el estrambótico VOX para dejar claro que el verdadero VOX no es otro que el PP, ahora ya sin disimulos. Casado ha resucitado Aznar, de quien fue jefe de su gabinete entre 2009 y 2011, y cuyas obras completas exhibe abiertamente en su despacho. También le amadrinó Esperanza Aguirre que también tildaba de tibio a Mariano Rajoy. Es el propio Casado el que confiesa que con él se ha recuperado “el PP verdadero.”

El discurso de C,s ("Vamos") se aferra a su enfrentamiento contra los nacionalistas con cuyos privilegios quiere acabar, defendiendo por encima de todo la unidad de España (otro que se acerca a VOX para remontar en su pretendida estela) y “garantizar la igualdad de derechos de todos los ciudadanos” al tiempo que declara: “Corrupción, tolerancia cero”. Su rechazo expreso e insistente contra el presidente Sánchez hará difícil un posible entendimiento con el PSOE para una eventual coalición tras las elecciones, pero ya son todos políticos lo suficientemente avezados como para preocuparse por esas tonterías.

En el discurso de Vox ("Por España"), entre el drama y la parodia, Abascal lidera un partido peligroso porque su programa e idiosincrasia dilapidan la convivencia. Primero: combate el nacionalismo catalán desde un nacionalismo español reaccionario, excluyente y hasta folclórico. Segundo: cuestiona el consenso sobre la violencia de género y discute los progresos de igualdad bajo la caricatura del antifeminismo. Tercero: inculca un modelo confesional invasivo e inspirado en el catecismo que tanto neutraliza el derecho del aborto como discrimina el matrimonio homosexual y abjura de la eutanasia. Cuarto: propaga un discurso eurófobo amparado en el sabotaje de los países del Este y refractario al concepto comunitario de la cesión de soberanía. Y quinto: la expulsión de 50.000 extranjeros en Andalucía, la erección del muro en Ceuta y Melilla, la dramaturgia tragicómica de la Reconquista, configuran un estado de psicosis que ceba el fantasma de la inmigración e incita una tensión islamófoba y xenófoba. Todo ello expresado en un documento con la bandera española en cada una de sus páginas. (Rubén Amón)
        Iñaqui Gabilondo lo remata: “Vox es el franquismo, exactamente lo que nos quisimos quitar de encima”.
         Ah! y que si gobiernan, cerrarán La Sexta tv.

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