martes, 29 de enero de 2019

1709 (M 29/1/19) El que no llora no mama

Se quejan de vicio. Me pregunto si lo harán para burlar a Hacienda. Pablo, también. Madruga todos los días para atender a los clientes mañaneros y lleva mal que su bar/cafetería/restaurante, Mesón Casa Pablo, reciba tan poca gente a estas horas tan tempranas. “Si es que yo no sé, mardita sea, quién me manda a mí abrir tan temprano si a estas horas no entran ni borrachos. Que las cosas van muy mal, quillo, que las cosas van muy mal. Hay que estar aquí para entender esto, aquí!”, y golpea con los nudillos el mostrador de madera.
     “Los taxistas se quejan mucho”, comento las noticias de la tele con la huelga de los taxis. “De tó, se quejan de tó”. “Y no debe de irles mal”, me explico yo, “cuando el traspaso de licencias se paga a más de cien mil euros”. “Digo”, Pablo siempre apoya mis argumentos..
     Casa Pablo le costó un pastón. Y lo pagó al contado. A tocateja, plash, plash, un billete detrás de otro. Para eso tuvo que vender unas parcelas en Sevilla y en Jaén que ya no rendían, porque las aceitunas ya no son lo que eran.
       “Es como los campesinos, que cada año dicen que les va peor. Pero luego se les casa una sobrina y le montan en seis meses una casa en las afueras del pueblo con 600 mts2 de jardín, parque infantil, sin saber todavía si van a pintarlo de rosa o azul, y piscina”. “Digo. Eso digo yo. Los campesinos, también. Si es que no llueve nunca…”, me refuerza mientras me sirve el café en la barra de su magnífico bar/café/restaurante, Mesón Casa Pablo, “pero luego bien que guardan sus dineros en el banco. Si es que la gente se queja por quejarse, joé!”
      Y es que Pablo me da siempre la razón. Si lo sabrá él que tuvo que sacar sus dineros del banco para poder comprar este local donde no viene nadie, pero nadie, a primeras horas de la mañana. Y yo sé que el negocio le va bien. Pero no a primera hora. 

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