domingo, 2 de diciembre de 2018

1652 (D 2/12/18) Sapos y culebras para desayunar

Me refiero a la ingesta obligada de los políticos en sus desayunos. Fines de semana incluidos. Y si a alguno le entran ganas de vomitar, ése es que no tiene madera de político. Otra forma de identificarlos sería verlos como monigotes de feria, pelotazo va pelotazo viene, desde todas las direcciones y sin descanso, y si un tiro fuerte y acertado los vuelve del revés, se le recriminará: “eh! tú! ése! que se dé la vuelta, que se ha puesto de espaldas!”
     Con frecuencia quedan tocados sin remedio no por los pelotazos cuotidianos que han venido recibiendo un día sí y otro también, sino por la enajenación de la realidad a la que le han sometido los continuos agasajos de sus fieles y/o secuaces. El resultado es el mismo que en el caso anterior: quedan zombies de por vida.
    Cuando acaban su mandato su cerebro está vacío, por lo que son irrecuperables. Sin ir más lejos, ahí está el sr. Aznar, que aún no ha muerto y ya está fosilizado.
    Una protección defensiva que desarrollan es la adaptación al entorno y el consiguiente desdoblamiento de la personalidad, lo que les obliga a contradecirse y desmentirse cada día, según las circunstancias de cada momento. Ya lo explicó Carmen Calvo: “Eso lo dijo cuando aún no era Presidente del Gobierno, lo entiende? Ahora es el Presidente…, no?” Y con el gesto lo explicaba: "lo pilla?".
     Porque para un político contradecirse cada día no es tan grave. Puede incluso ser una necesidad. Y cuando le cogen el aire, mintiendo llegan a disfrutar. Lo cual les hace virtuosos de la desfachatez y la desvergüenza. Eso es lo que le ha ocurrido, por ejemplo, al super Pedro Sánchez una vez que ha conseguido lo que persiguió con saña, a saber, despachar al Gran Corrupto y sentarse en el sillón del gran Poder.
      Es encomiable el giro que le ha dado a la política en el tema catalán moderando el rigor del gobierno anterior, intentando desjudicializar la política y ofreciendo la mano y un diálogo tan real que lo rechazan los separatistas. El problema del debate es que no se sabe bien con quién hay que negociar, si con la Generalitat o con las masas, que es la que ahora detenta el poder, aunque en todo caso son los propios catalanes los que entre ellos tendrían que dialogar.
      En este tema concreto del conflicto catalán, Rubén Amón detecta en Pedro Sánchez tres contradicciones (sólo tres...?!): 1. ha cuestionado la aplicación del artículo 155 de la Constitución (y la consiguiente prisión preventiva de los presuntos culpables del 1-0) que hace pocos días apoyó; 2. ha suspendido el delito de rebelión mediante el instrumento del Abogado del Estado, y 3. se ha atrevido a insinuar la posibilidad de un indulto.
insecto palo (es lo que está encima)
Y añade: “Pedro Sánchez gobierna con astucia, cinismo y amnesia, transformándose con el medio, mimetizándose con el entorno, en golpes de escena. Realmente, Pedro Sánchez se reinventa cada día”. Pero si fue capaz de adaptarse a la derrota, al oprobio y a la marginalidad a las que fue arrojado por González y por Susana Díaz, cómo no iba a resultarle más sencillo adaptarse al poder y a la Moncloa…

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