jueves, 22 de noviembre de 2018

1643 (J 22/11/18) Gramática parda para los economistas neoliberales.com

Los economistas neoliberales, ya sabéis, defienden a ultranza el mercado autorregulado, sin interferencias legales, porque ya se las apaña él solo, mejor que con interferencias públicas regulatorias, para solucionar los problemas que él mismo pueda crear.
    Entre los falsos dogmas que exhiben sin pudor, algunos hasta creyéndoselo, está éste al que nos hemos referido reiteradas veces en este blog: “bajando los impuestos a los ricos y a las grandes sociedades, estos reinvertirán sus beneficios para crear empleo con nuevas inversiones”.
       Paul Krugman, premio nobel de Economía, nos presta estos comentarios:
¿Por qué el recorte tributario de Trump se ha quedado en nada?
   Porque las multinacionales han usado los beneficios obtenidos gracias a la rebaja fiscal principalmente para recomprar sus propias acciones y no para crear puestos de trabajo y ampliar su capacidad. ¿Pero por qué han sido tan mínimas las repercusiones de la bajada de impuestos? Porque las decisiones empresariales son mucho menos sensibles a los incentivos financieros —incluidos los tipos impositivos– de lo que afirman los conservadores. Y el apreciar esa realidad no solo debilita la defensa de la rebaja de impuestos impulsada por Trump. Debilita la doctrina económica republicana en su conjunto.
    Es un sucio secreto del análisis monetario que los cambios en los tipos impositivos afectan principalmente a la economía a través de su impacto en el mercado inmobiliario y en el valor internacional del dólar. Cualquier efecto directo sobre la inversión empresarial es tan pequeño que hasta resulta difícil observarlo en los datos. Lo que impulsa la inversión es más bien la percepción sobre la demanda del mercado.
      Una parte considerable de los beneficios empresariales representa en realidad las recompensas al poder de monopolio, no a la rentabilidad de la inversión; y reducir los impuestos sobre los beneficios que obtiene un monopolio es un puro regalo que no ofrece razones para invertir o contratar.
      (En cuanto a que Irlanda sea un buen ejemplo de cómo los recortes de impuestos atraen el capital), las enormes cantidades que las multinacionales supuestamente han invertido en Irlanda han tenido como resultado una creación sorprendentemente baja de puestos de trabajo y poquísimos ingresos para los irlandeses, porque la mayor parte de esa enorme inversión en Irlanda no es sino ficción contable.
      Ahora ya sabe usted por qué el dinero que las empresas estadounidenses declararon haber repatriado cuando se redujeron los impuestos no se vio en los empleos, los salarios y la inversión: en realidad no se movió nada. Se trató de una simple maniobra contable, prácticamente sin repercusión en nada real. Por eso el resultado de la bajada del impuesto de sociedades es que las sociedades pagan menos impuestos. Punto.

      La bajada de impuestos de George W. Bush no provocó una expansión; la subida de impuestos de Barack Obama no provocó una depresión. Y con la bajada de impuestos de Trump, la doctrina ha vuelto a fallar. Por desgracia, es difícil conseguir que los políticos entiendan algo cuando las aportaciones de fondos a su campaña electoral dependen de que no lo entiendan.

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