Hace unos días falleció el jerarca prelado del Opus Dei, Javier Echevarría. Dios lo
tenga en su gloria.
Malos tiempos para el Opus que ya no es lo que
era. Su camino por la Banca se ha extraviado, en Roma han perdido poder y en España ni te cuento. Sus bancos en España
fueron el Popular y el Atlántico.
A
patadas están los consejeros del Banco Popular que echan de menos a Luis Valls
Taberner y a Rafael Termes, y a patadas echaron a Molins, Ferrer Bonsoms y
luego a Ruiz Mateos del Atlántico, que fue entregado en bandeja al Sabadell,
banca comercial (descuento de papel…) enriquecida con el know how de operaciones en divisas y extranjero del banco catalán
otrora reconocido y ahora deglutido.
El
art. 151 de la constitución del Opus Dei, redactada en 1950, acepta la
naturaleza sectaria de la institución al ordenar que “los miembros numerarios y
supernumerarios deberán observar siempre un prudente silencio sobre los nombres
de los otros asociados no debiendo revelar nunca a nadie que ellos mismos pertenecen
al Opus Dei”. A título de ejemplo citamos al Fiscal General de Estado Eduardo
Torres Dulce, al ex-ministro de Defensa Pedro Morenés o a la ministra de Sanidad
Ana Mato (que imagino que, cumpliendo el reglamento, no se reconocerían como colegas cuando se cruzaban por los pasillos del Congreso).
En
España, bastión de las esencias morales y cristianas, el Opus quiso afianzarse
con varios ministros en el Gobierno, de los cuales dos han salido… rechazados
hasta por el sistema. A uno, Wert, lo metieron con calzador en la embajada
española ante la OCDE y a Fdez. Díaz no sabían dónde meterlo hasta que lo
encajaron en la Comisión parlamentaria de Exteriores.
Y qué
va a hacer ahora el Opus sin sus bancos donde meter sus dineros?
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