1. Los viernes, fusilamientos a mansalva
Es viernes. Firma el mariscal con mando en plaza las órdenes de fusilamiento de la semana. Ordena el capitán del pelotón: Apunten! Grita la sargento Cospedal: Hacemos lo que hacemos porque es lo que tenemos que hacer. Y lo hacemos por vuestro bien. No nos gustan las medidas que aplicamos, pero con ellas crecerá la economía y crearemos empleos. Para vosotros y para vuestros hijos. Disparen! Fuego! (Lo de los hijos es puro retruécano pues, tras fallecer, no se podrán reproducir). Y el eco de la traca de los disparos del pelotón truena en el vacío cayendo los 8.000 de la semana en la fosa común, porque los parias no necesitan ser identificados y además daría mucho trabajo. Y a base de 8.000 nuevos parados de media a la semana, ya vamos por los 200.000 en lo que llevamos de medio año 2012. Los daños colaterales por los despidos, sobre todo en educación y salud, en breve se harán notar. Ya, por ejemplo, las listas de espera en los quirófanos supera el 15% en número de pacientes y en un 10% (8 sobre 80) en los días de paciencia. “Las reformas de los viernes son atracos donde se hacen cortes en lo mismo que ayer se declaraba intocable”, alucina Antonio Elorza. Las continuas medidas contradictorias provocan un rechazo de este gobierno en el interior y una desconfianza en el exterior. Pero no será siempre así. Cuando la falta de toda esperanza desanime a los parados a registrarse, y ya ni siquiera se apunten al paro, el número de los parados registrado descenderá, y el gobierno presumirá del nuevo dato. (Aparte de que llegará un momento en que, cuando todos estemos en el paro, no quedará personal vivo para poder ser despedido.) Propongo que a estos nuevos parados que, como tales ni siquiera existirán, los llamemos “parados marginados”.
2. Hollande marca el camino
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- Me sale a devolver! - Eso dicen todos... |

Primero fue avisar a Europa de que el nuevo rumbo de la política económica europea pasa más por la expansión que por los ajustes presupuestarios. “Las finanzas deberán situarse donde les corresponde, en el servicio a la economía real”. Y ello conllevará una política fiscal y financiera centralizada con una deuda pública a nivel europeo. Ahora tocan medidas más concretas contra los despidos masivos y el paro: el IVA no-se-to-ca y el equilibrio presupuestario deberá conseguirse incrementando los ingresos públicos con impuestos progresivos (que graven más a los más ricos). Nuestro gobierno se apuntó de inmediato al cambio de modelo por cuanto dejaba la deuda pública española al margen de los rescates a los bancos, pero de ahí a que se atreva a cumplir sus promesas electorales sobre el IVA y que ose cambiar los ingresos fiscales mediante tributos a las grandes fortunas, a eso no se atreverá sin que antes lo apruebe la señora Merkel. Por algo es un experto en lo de “nadar y guardar la ropa”. Pero Hollande, a la chita callando, ya ha empezado a marcar el camino. (Si nuestro hombre se enterara de algo…)
3. Hacienda amplia facilidades a los defraudadores
Pero ni por esas. Los defraudadores candidatos a ser perdonados no se delatan ni para ser indultados. No se fían. Y es que claro, como todo se queda en familia, entre ellos mismos, se conocen bien. Y no confían los unos de los otros, ni de nadie. Y mira que el gobierno lo quiere dejar claro: que se trata de indultaros, gilipollas, que declaréis vuestros importes defraudados, que os damos garantía de que no os pasará nada ni nadie conocerá vuestras cifras! Oye, pues nada. Como si oyeran llover. No les hacen caso. O sea que todo sigue igual, salvo una cosa: que ha quedado claro que lo que este gobierno quería era que los que no pagan paguen menos todavía. Que no se trataba de hacer aflorar las cajas B ni economías sumergidas, sino pura y llanamente borrar los registros de los delincuentes para que no quedara constancia de sus fraudes. Que no les colgaran ni siquiera los antecedentes penales. Delenda est memoria. Ojalá.
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