1. Socialdemocracia capitalista?

La aparentemente irresoluble dicotomía entre el capitalismo americano y el socialismo soviético del siglo XX pareció encontrar la solución en la socialdemocracia europea. Con el fin de repartir la riqueza, mejor que quedarnos en la solidaridad con la pobreza, y dando por supuesto que la riqueza sólo se produce en la economía de mercado, la Sociedad del Bienestar aceptó el capitalismo como sistema de producción y lo gravó con impuestos redistributivos (sanidad y educación gratuitas, seguro de desempleo, asistencia social...) para que toda la población pudiera compartir esa riqueza. Y funcionó. Al sufrir este sistema dos ataques, el financiero global por arriba (el dinero dejó de financiar la producción al convertirse él mismo en mercancía que quedó prendido de su propio ombligo) y el de la competitividad por los flancos (productos chinos, indios, coreanos y de países emergentes, de bajo "coste" laboral), perdió su autoestima y se quedó sin defensas contra el ataque de las clases propietarias que intentan estrujar a los asalariados. Lo dicotómico ahora es la brecha en la desigualdad que cada vez se hace mayor entre ricos y pobres. Si el Estado del Bienestar quiere recuperar el puesto que le corresponde, deberá atender a este tema de la igualdad como objetivo prioritario. Si no reacciona ya, el proceso que nos espera es pasar de una riqueza redistribuida a una acumulación de la riqueza en la clase privilegiada que disfrutará de una educación y sanidad privadas, y además financiadas vía impuestos, esto es, por la explotada masa laboral. La educación ya la han deconstruido y los hijos de los privilegiados ya no tienen que mezclarse con los de clases inferiores. Con ello se pone en peligro la cohesión social. A eso van y eso es lo que nos espera si, a nivel europeo, no lo paramos ya.
2. Censura retroactiva
Me exaspera oír los comentarios en documentales sobre la naturaleza cuando están dramatizados mediante la atribución de sentimientos humanos a los animales salvajes. Y así vemos, por ejemplo, la "crueldad" de los lobos o las hienas cuando cazan, o el dolor (humano) de la leona que ve cómo el león mata a sus cachorros para procrear en ella los suyos propios. En otro plano, censuramos obras de arte de épocas pasadas por presentarnos escenas que hoy reprobamos, que chocan con nuestros esquemas actuales, como sería una bofetada a los hijos o un rechazo de la homosexualidad, sin percatarnos de que esas situaciones eran las de la época y no sólo no debemos censurar a los autores sino que nos sirven de punto de referencia en la evolución progresiva que hemos desarrollado. Aparte del catetismo y simpleza que significa contemplar sin objetividad situaciones superadas, la censura ataca el derecho del autor de que su obra se admire o rechace tal como él la concibió. Actuar de otro modo nos empobrecería de un modo lastimoso.
Me exaspera oír los comentarios en documentales sobre la naturaleza cuando están dramatizados mediante la atribución de sentimientos humanos a los animales salvajes. Y así vemos, por ejemplo, la "crueldad" de los lobos o las hienas cuando cazan, o el dolor (humano) de la leona que ve cómo el león mata a sus cachorros para procrear en ella los suyos propios. En otro plano, censuramos obras de arte de épocas pasadas por presentarnos escenas que hoy reprobamos, que chocan con nuestros esquemas actuales, como sería una bofetada a los hijos o un rechazo de la homosexualidad, sin percatarnos de que esas situaciones eran las de la época y no sólo no debemos censurar a los autores sino que nos sirven de punto de referencia en la evolución progresiva que hemos desarrollado. Aparte del catetismo y simpleza que significa contemplar sin objetividad situaciones superadas, la censura ataca el derecho del autor de que su obra se admire o rechace tal como él la concibió. Actuar de otro modo nos empobrecería de un modo lastimoso.
3. El Diccionario biográfico se mantendrá reaccionario
En el ataque total que el gobierno actual perpetra en nuestras leyes e instituciones con tal de devolvernos al tiempo de las cavernas, se da marcha atrás (como en tantas otras cosas) a la nueva redacción del diccionario biográfico tan polémico donde Franco no fue un dictador sino un político autoritario. Para los nostálgicos del franquismo el golpe de estado de 1936 fue más bien el glorioso movimiento nacional. Y como la historia siempre la han escrito los vencedores, queda claro que éstos siguen montados en el machito. Esperamos con ilusión las nuevas publicaciones del catecismo Ripalda, el mismo que prohibía la lectura de los periódicos liberales (salvo las páginas concernientes a la bolsa) o que, rechazando a Darwin, aseguraba la creación de Adán y Eva en el año 4004 a.d.n.e. (por cálculos en la genealogía bíblica). La Iglesia debe estar disfrutando lo suyo. Debería.
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