1. Frankestein Gallardón
Leyendo la glosa de J.J.Millás sobre la foto de Ruiz Gallardón en EPS me pregunto cómo puedo haber llegado desde cierta admiración y respeto por este caballero beato y reaccionario a tenerle la aversión que le he cogido. Su actitud orante, manos delanteras juntas y mirada falsamente concentrada en su interior, recuerda la mantis religiosa que devora a quien se atreva a fecundarla. Subproductos como éste de épocas que creíamos obsoletas, por no decir prehistóricas, nos devuelven a la España de Cristo Rey, viva Franco, arriba España (permítanme que no escriba el signo de admiración, no llego a tanto). La violencia estructural que aqueja a nuestro ministro proviene de su acceso al cargo? o ya la sufría desde su nacimiento? Que venga un doctor Jekyll y lo vea. Y que luego se le aplique el ostracismo, empezando por el oral, por haberse convertido en el máximo exponente de una retórica vacía pero tóxica, continuando con su aislamiento mientras dure el tratamiento, y terminando por el exilio si no se quiere curar. 2. Asistencia médica (para todos) en USA
Roosevelt y Clinton lo intentaron antes, sin éxito. Obama lo repite ahora, pero le achacarán de socialista (la bicha en USA) o de europeo. Los americanos saben, y gustan, cuidarse de sí mismos. Por eso la cobertura de la asistencia médica a todos los ciudadanos norteamericanos es algo que chirría incluso entre las filas de su partido, los demócratas. El Tribunal Supremo de USA está dilucidando si aprueba o rechaza el seguro médico obligatorio. El norteamericano teme crear un precedente, se empieza por un Estado que te obligar a cuidarte y se termina ordenándote el tipo de verdura que tienes que comer los jueves, ha llegado a decir uno de sus jueces, sin percatarse de que deja desamparados a más de 30 millones de menesterosos cuyo acceso al seguro, ya en fase aguda o terminal, elevaría el costo de la prima a tal punto que la haría inaccesible. Estos neoliberales.com van cumpliendo a rajatabla el manual de Milton Friedman que aconsejaba aplicar los cambios de inmediato, a toda prisa, un shock, en tiempos de crisis. Porque más tarde pueden provocar resistencias y hacerlos inviables. Este manual lo llevan consigo a todas partes como un vade mecum cuyas suras recitan en el metro, paseando, o en el retrete. Antes leían Camino pero ahora, después del “Jesusito de mi vida” a los pies de la cama, antes de dormir leen un párrafo de Friedman. Pero claro, al no tratarse de convicciones propias sino ajenas, aprendidas, patinan con las frases y los augurios realizando piruetas y acrobacias que harían las delicias del personal si se tratara de un juego y no les fuera la vida en ello.

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