1. Y dale con las desigualdades…

…económica, sociales, de género, inter-generacionales. Que me ha dado por ahí, qué le voy a hacer. Pero una vez más tengo un motivo, citar a Moisés Naim que denuncia los tópicos argumentos tales como “la riqueza es la manera en que la sociedad estimula y recompensa la innovación y el talento. Quienes son ricos, se lo merecen”. Y nos recuerda los casos, cada vez más frecuentes, de los que se enriquecen con la corrupción, la discriminación, los monopolios, con actos delictivos (y cita a Madoff) y tantos multimillonarios que deben su fortuna al Estado y no al mercado. En todo caso, la desigualdad “conlleva una inestabilidad política, violencia y decrecimiento”. (Vide infra entrada 203.3 sobre el origen medieval de estas creencias, las que ven en la riqueza la panacea de la pobreza)
Me hago eco de la carta que circula en internet sobre la “Ley de Reforma del Congreso” y de los comentarios que suscita en Rafael Argullol. El servicio democrático a la ciudadanía no debería ser una profesión de la cual deba sacarse un rendimiento sino que debe ser ejercida por ciudadanos honorables y altruistas, de un modo digno y provisional. Dado que la honorabilidad de los políticos está por los suelos, la solución tiene que ser drástica. Los delegados populares deberán ser respetados por su idealidad, cualquiera que sea su ideología… etc. Me remito a la entrada nº 25 de 25 de julio de este blog: Me pregunto: Son corruptos todos los políticos? Y me respondo: Sí. Ya sé que esto es una boutade, una baladronada, un disparate, que eso no puede ser… Pero sí. Yo digo que sí. Porque se podrán salvar las individualidades, como en todo. Pero es el colectivo, el sistema de participación política, lo que está podrido de raíz, y ahí no se salva nadie. Incluso los votantes, al hacerlo, se corrompen al reforzar un sistema reprobable. El sistema político de las democracias actuales es más que un cáncer, ha corrompido toda la sociedad, es una metástasis. El mero hecho de que ningún miembro del Congreso sufra un rechazo por ese colectivo nos permite más que sospechar que los elementos que lo componen no pueden ser miembros sanos. Es más, solamente por pertenecer a ese grupo, se ejerce, quiérase o no, una influencia de la que se saca provecho, incluso inconscientemente. El trato de favor que se le va a dedicar es inevitable. De ahí los nepotismos. Y así podríamos continuar indefinidamente. Y qué son esos hechos sino privilegios, desigualdad ante la ley, delitos aunque como tales no se reconozcan? … Cómo salir de ese círculo vicioso? Teniendo sometidos a los políticos al control directo por los que los votaron (desde las Asambleas vecinales). Regulando los electores el ejercicio y la remuneración, así como estatus y privilegios (los mínimos) de los elegidos. Ejerciendo sus funciones en precario porque pudieran ser separados de sus cargos por los mismos que los votaron, en cualquier momento de su mandato, aunque no estén imputados. Y seis meses después, no corrijo ni una coma.
El PP se queja, como era previsible, de la mala herencia que el PSOE le deja en las cuentas públicas en Castilla La Mancha. CIU pone el grito en el cielo por la herencia recibida del tripartito. Si el PP, como se espera, gana en Andalucía, para qué les voy a decir más. Y así usque ad nauseam. Sin embargo, en Valencia, que lleva gobernando el PP años y es donde peor están, no pueden quejarse porque “sería un sinsentido gramatical decir que el PP dejó las arcas vacías al PP”. De donde deduce Ignacio Rodríguez de La Coruña que cuando toda España sea de derechas, las arcas siempre estarán llenas por corrección gramatical, no habrá crisis que valgan, y todos podremos ser felices.
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