En una fase posterior de nuestra evolución, naceremos con un pinganillo como parte de la oreja. La dependencia del móvil es tan fuerte que muchos no pueden vivir sin él. En consecuencia, cuando alguien querido tarda en llamarnos, acusamos el estrés por un daño o peligro imaginario, no siendo pocos los que acuden a “urgencias” o a la misma policía. El parloteo es incesante, y como no podría ser de otra manera, cada vez más superficial e irrelevante. Domina nuestras horas de manera que no disponemos de tiempo libre para hacer lo que queramos. La llamada siempre nos interrumpe, pues siempre estamos haciendo algo, incluso cuando no hacemos nada. Y los sms están destruyendo el lenguaje. Lo que peor llevo es no poder evitar escuchar a los que hablan por el móvil en lugares públicos cerrados, como en trenes, autobuses o salas de espera. Propongo que, si no se levantan y hablan desde donde no molesten, los responsables del lugar tengan autoridad para confiscarle el aparato por una semana (o un mes), o denunciarle con multa (de 5.000 €?) si se resistiera a entregarlo. Yo no tengo nada en contra del aparato como tal, incluso lo utilizo, aunque sólo con mensajes sms que permiten leerlo cuando me viene bien y contestarlo cuando y como me viene en gana (con lo que de paso no llego a los 10 € mensuales).
2. Sres del gobierno, una limosnita, por el amor de dios,
aunque sólo sea un 4% del IVA del precio de una vivienda, que no sé de dónde voy a sacar yo el 96% restante para poder pagarla, pues no tengo recursos propios, ni tampoco los ajenos, porque a ver qué banco me daría un crédito a mí, que no tengo trabajo. Y si me lo dieran, peor, porque a ver cómo lo podría pagar yo. Y después de acomodarla, y poner cuadros y flores, hale! a la puta calle. No, sres. del gobierno, no, ya sabemos todos -menos ustedes- que no tienen ni puñetera idea de lo que conviene hacer para generar puestos de trabajo, que eso es lo que necesitamos, y no limosnas del 4% del valor de la vivienda (tampoco lo saben los de la oposición, esos, sin robar, menos todavía), pero hay un límite en la miseria, y ese límite es que, encima, ustedes se rían de nosotros.
3. Efectos milagrosos de la visita papal
3. Efectos milagrosos de la visita papal
Abundan los comentarios peregrinos de los peregrinos llegados de todo el mundo con motivo del Evento, como el de aquél que informaba que había “venido a España para conocer su patrimonio histórico y espiritual”. Pero ninguno creo que supere al de la joven que el sábado encaró la cámara. El sábado llovió en Cuatro Vientos. “Está claro que la lluvia ha sido un milagro del papa. Estaba lloviendo? No. Y sin embargo llega él, y de golpe se pone a llover. Un milagro, no puede estar más claro. Y el que no lo vea así, es que no lo quiere ver”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario