Migración
Los inmigrantes son beneficiosos para el
país que los acoge. No sólo porque cubren los puestos de trabajo menos
atractivos para los nacionales (construcción, agricultura, cuidados de ancianos
y desvalidos…) sino que además contribuyen a corregir los desfases en los pagos
de pensiones y otros seguros sociales. El coraje que demuestran poniendo en
riesgo sus vidas en su traslado a los países que los alojan y les permiten
trabajar para mandar divisas a sus familias, muestra que es falaz la estupidez
de que son delincuentes pues son todo lo contrario, los mejores y más capacitados.
EE.UU. debe en gran parte su fuerte economía a la entrada masiva de
inmigrantes.
Y sin embargo no son estas cualidades las que motivan estas líneas. La
principal riqueza que nos aportan es la pujanza cultural, la diversidad que la
hace posible. En España por ejemplo es “la cuádruple mezcla indígena, americana,
europea y africana, la que crea riqueza en la literatura, la música y la comida”,
opina Sergio Ramírez (aunque el sólo dice “triple”): “no se explica el Río de
la Plata sin lo italiano, ni el Perú sin lo asiático, como puede verse en su
cocina, ni el Caribe sin sus agregados hindúes, chinos, británicos u holandeses.
Pero hay un hilo infaltable que nos recorre de uno a otro confín con su puntada
negra, y es el hilo africano. Todo el universo de la salsa inventada por los
puertorriqueños de Nueva York, los nuyoricans, y los sones
cumbancheros, desde el vallenato colombiano al merengue y al perico ripiao
dominicano o la guaracha cubana, o el danzón que pasó de La Habana a Veracruz y
tiene su origen en la mezcla de la contradanza francesa y los ritmos
que despiertan en el alma del tambor yoruba, el bongó, el cajón, la güira o las
maracas. Y el danzón, del que nace luego el mambo de Pérez Prado y
el chachachá de Enrique Jorrín. Un hilo que pespuntea también el jazz de Nueva
Orleans, la marinera peruana, la samba brasileña y el candombe del Río de la
Plata que va a dar a la milonga y al tango argentinos.”
Amor
Lo llaman “recesión” del amor, pero en
realidad se refieren sólo al progreso radical de las mujeres. Detrás de esta pretendida
recesión, de la que leo cada vez más artículos y opiniones, se esconden
factores como una mayor educación de las mujeres, una mayor independencia
económica y acceso al mercado de trabajo y al poder, una redefinición de las
relaciones (más sinceras, igualitarias y sostenibles), una necesaria defensa
del amor propio (no necesitar unirse a otra persona para sentirnos completas) y
un aumento sin precedentes de la soltería y de las mujeres que eligen vivir
solas sin ser estigmatizadas por ello. En definitiva, no estamos ante una
recesión, sino ante la feliz revolución de unos vínculos amorosos en general y
del matrimonio en particular.



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