Una:
No hay enfermedades sino enfermos (cada uno es hijo de su padre y de su
madre). Como no hay productos más o menos tóxicos sino cuestión de dosis. Pero
la medicina occidental vigente sigue aplicando fármacos de acuerdo con la diagnosis
de la enfermedad sin atender a la situación emocional de los pacientes
(de paciencia) ni a sus circunstancias personales. Contra la farmacopea occidental hay quienes
preconizan la terapia del relato. Menos pastillas y más psicología.
Otra:
Para Kant la lo Inconsciente
es insondable y por eso la Psicología no puede ser una ciencia, porque no se sustenta en
las matemáticas. El investigarse a uno mismo es una enfermedad de la mente, o
que puede afectar a la salud mental. De ahí que en las Facultades de Psicología ya
no se estudien los sueños. Aunque para Jung pueden servir para explicar
patrones universales (colectivos) que se expresan en mitos, sueños y religiones.
Lo que para Juan Arnau (en su artículo El cuerpo del relato) “ha
influido en la psicoterapia y la psicología
clínica, así como en la teoría literaria, la mitología comparada, los guiones
cinematográficos, en los videojuegos y en la publicidad… Cuyos temas
recurrentes son el inconsciente colectivo, la confrontación con la sombra, la
disolución del ego y la búsqueda de una totalidad interior…, donde lo sagrado es
una dimensión interior de la psique y no algo religioso.” (Ahí queda eso.)
(En las sociedades paganas lo sagrado era
todo lo relacionado con la muerte, nada que ver con la religión, añado yo. Su intento
de colonización por las religiones se muestra impúdicamente en la celebración
de Todos los Santos al mismo día siguiente de Todos los Muertos, siendo éstos realmente
el origen de lo Sagrado.)
Y otra:
La memoria lleva consigo responsabilidad. (Aserto filosófico)
(Que nooo?
Una pista: el PP, aunque sólo sea por no poder soportar lo de la memoria histórica)

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