La osadía en este texto https://elpais.com/opinion/2025-01-07/terrorismo-y-salud-mental.html es de David Trueba que se arremanga y diagnostica como sigue:
Hay pocos estudios serios sobre la
relación directa entre el terrorismo y los desequilibrios mentales. Los que hay
apuntan a que la causa por la cual se atenta resulta ser en muchas ocasiones una
excusa para sentirse integrado, valeroso y arrojado, pero que no responde a una
preparación estudiada ni a una decisión del todo racional ni ideológica. Se
habla de radicalización cuando quizás habría que mencionar la soledad, el rencor,
los agravios fabricados y demás maquinaciones de una mente autodestructiva. La
violencia es una forma de reacción que ampara muchas carencias personales…/… El
asesino del mercadillo de Magdeburgo (Alemania) era además psiquiatra en activo
en un centro público, por si faltaba un rizo a esta catarata demencial de
contradicciones. Si fuéramos más perspicaces quizás empezaríamos a plantearnos
seriamente si muchos de los episodios que designamos como terroristas no sería
más preciso estudiarlos como temas de enfermedad pública, de salud mental.”
Por nuestra parte, y en línea con el marco
propuesto por Trueba, podemos añadir que quizás califiquemos de “terroristas”
muchas acciones violentas para justificar la intervención de otras
acciones violentas como las institucionales.
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