Sevillano, y de Triana. Tela.
Triana es la capital del mundo como
Sanlúcar lo es de la provincia de Jerez. Lo que yo te diga. Y aquí lo que sobra
es la gente enterá. Tó de boquilla y luego rascas, y debajo no hay ná. El chulapo
ese de Sevilla el otro día ¿te acuerdas, Jose Luis? dándome consejos, a mí, pa
que triunfe en el cante, ¿no te digo? ¿Pero tú crees que se pué aguantá que un chiquilicuatro de ná porque
tenga tres reales se te suba a las narices pa decirte lo que tienes que hacer para
triun-far? A mí que estuve cuatro horas con la Reina en su palacio, Majestá, se
la llama Majestá, en un sarao… y de eso hace menos de tres años. Y por qué?
díselo tú, Jose Luis. Porque donde hay arte se te reconoce, eso no se pué escondé.
Y aunque esté feo que lo diga yo -porque si no, no lo dice nadie…, no os ríais,
que no es pa tanto, ya sabéis lo poco que me gusta que me aplaudan- ¿por dónde
iba, quillo? anda, otra ronda, que ésta la pago yo. A mí no es que me guste
hablar de mí ¿verdad, Jose Luis? pero vamos a ver, lo que yo digo, el hijo de
su madre ése que no tiene donde caerse muerto, por qué tiene que ir diciendo
por ahí que si estoy arruinao. Yo, arruinao? arruinao yo? Tengo yo cara de
arruinao? Ya sé que nací con ella -no os riais, que a mí no me gusta que me
aplaudan- pero el hijo de su madre por qué tiene que decir ná de los demás? ¿Me
he metido yo nunca con él? Lo que pasa el lo que pasa, que si le pone los
cuernos su mujer…, ché, que esto no lo digo yo, que lo dice todo el barrio -desmiénteme,
Jose Luis, si digo alguna mentira-… El hijo de su madre que porque tiene una
carreta y tres caballos, un parásito sociá que vive todo el año de la renta se
cree que puede mirarnos -a mí?- por encima del hombro. Y a mí no me mira nadie
por encima de ná. Que yo tengo mucha estatura, porque mi madre me parió así, pero a mí para mirarme hay que mirarme p’arriba. Y de frente. No por detrás…, por
muchas jacas que monten, y que conste que yo no he dicho ná. Si es lo que yo
digo: ¿por qué estamos tan atrasaos? Yo os lo voy a decir: por la envidia, pura
envidia. Aquí lo que pasa es que la gente se pasa el día en la barra
cotilleando en la vida de los demás. Con mucha mala sangre y mucha envidia. Y
ná más. A ver, si no, digo yo ¿por qué su mujer tiene que meterse en sus
negocios? -y no quiero mentar cuáles son sus negocios, que luego tó se sabe- en
lugar de estar en su casa y cuidar de su marido y de sus hijos, como le
corresponde de acuerdo con su naturaleza bio-ló-gi-ca. Pero claro, es que ella
es la que viste los pantalones. Y si él no tiene bien puestos lo que tiene que
tener, que no se queje luego de que se diga de él lo que se tiene que decir. Y
ná más. Que la gente es mu mala. Y que se habla demasiado, Y sin en vez de hablar
tanto sin decir ná, esto fuera Alemania -menos mal que no lo es- esto sería
Alemania. ¿Llevo o no llevo razón? Yo sé bien lo que habría que hacer para
arreglar esta tierra de palurdos, que habría que cogerlos así, con palas, a
todos los que sobran, que por desgracia son muchos, demasiados todavía, y
mandarlos a una isla desierta hasta llegar a su extinsión, sin que sufrieran eh?.
que yo estoy con la untanasia.
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