-Has matado a alguien?
-Yo, no. Y tú?
Ni siquiera en legítima defensa.
Porque Margarita lleva pistola, y de reglamento.
Hace 29 años que vive a tope (desde
el 57), sin esperar nada de nadie, aceptando la vida tal cual viene; sin
creerse nada de lo que le enseñaron, que bastante se aprende con la vida; sin
aceptar los valores que te imponen, pues tiene las ideas bastante claras. Con
la valentía de no engañarse nunca, con la codicia de vivir cada minuto…
-T´as pasao, tío, que de codicia,
nada.
…dejando Periodismo cuando la decepcionó.
-Por académico?
-No, no, no, no.
-¿Porque no es noticia si es buena y
te tienes que alimentar de la carroña?
-De la carroña vivimos. Para ganar dinero
tienes que joder a otro. Chungo, tío, chungo. Yo, por ejemplo, pongo multas.
-Entonces, por qué lo dejaste?
-Porque curran, porque curran que no veas lo que tienen que currar.
-Y tú ahora no curras.
-Que si curro!? Pero la gente de
Triana es sencilla, no se comen el coco ni tampoco te lo comen. Es un chollo
currar en este barrio. Pero yo paso de todo, de currar, de ser famosa… Sabes
qué? Que es de sabios pasar desapercibidos. El que se hace famoso o es que no
es tan sabio o es que ha dejado de serlo.
-Tendrías que haber elegido Filosofía.
Margarita, como ya habréis adivinado,
es policía. Urbana, municipal. Su trabajo es de ayuda cívica, más que otra
cosa. En la última Feria un extranjero le pidió que le ayudara a encontrar su
propio coche.
-Se parecía a Vargas Llosa, para mí que lo era.
Me pasé con él toda la Feria.
-Y el coche, lo encontrasteis?
-Al final de la Feria, cuando se
marcharon todos y quedó sólo el suyo.
La llaman la Hippy. Lo es más de lo que creen.
Pasa, pasa que no veas, más que el Guadalquivir. Y no es una pose.
Me decido a jugar en su terreno:
-Los poetas, los exquisitos, los
angustiados…, todos buscamos en ningún sitio lo que no somos capaces de
encontrar en la vida real tal como se presenta. Lo tenemos crudo. Chungo, tía,
impotentes, inmaduros… El que es feliz no suspira ni sufre de añoranzas. Hay
que ser fuertes, agarrar el día, disfrutarlo, exprimirlo, saborearlo, sin
prisa, pero sin miedos ni dudas. Eso nos haría invulnerables.
-No te pases. Yo también soy
vulnerable. Pero si lo paso mal, lo paso y a otra cosa.
-No te tomas nada en serio?
-A mis padres.
-Los necesitas.
-Más bien son ellos los que necesitan
que yo los tome en serio.
-Te molesta el uniforme?
-Todo lo contrario. Con él se liga mucho. A los
tíos os pone.
-Imagino que te gustaría desprenderte,
de todo..., por ejemplo de tu ropa (se remueve en su asiento), hasta de tu sombra.
-Mi sombra? No creas, yo me llevo bien con
ella. (Se levanta)
-Dónde vas? Por qué no te quedas?
-No eres mi tipo.
Y se fue. Se fue vestida de
rojo en su Lambretta roja. Todavía la sentía allí conmigo cuando el ruido del tubo
de escape se había perdido ya entre la bruma de la noche y el río.
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