El mercado de las criptomonedas alcanzó una
capitalización de tres billones de dólares, aunque actualmente la mayor parte
de esa cifra se ha evaporado. Parece probable que este sector no podría
sobrevivir a una eventual regulación.
El año pasado, el bitcoin, la moneda
virtual más famosa, se vendía a más de 60.000 dólares. Actualmente se vende por
menos de 17.000. Es decir, las personas que compraron entonces han perdido más
del 70% de su inversión.
Recientemente, FTX, uno de los mayores
mercados de compraventa de criptomonedas, se declaró en bancarrota, y parece
que lo que ha ocurrido es que sus gestores se han quedado con miles de millones
de los depositantes, y probablemente han utilizado los fondos en un intento
fallido de apuntalar Alameda Research, su empresa hermana.
Después de 14 años, las
criptomonedas apenas han despojado al dinero de sus funciones tradicionales.
Nunca ha quedado claro del todo por qué alguien que no fuera un delincuente iba
a querer operar con criptomonedas.
Dice Jordi Amat: "A mayor acumulación
de riqueza, peor calidad de los servicios públicos. Es la paradoja
madrileña"
Y no.
Hay que leerlo al revés: hay que deteriorar la calidad de los servicios
públicos para poder acumular más riquezas (para los ricos).
Y como argumentario la gran falacia radical ultraconservadora: reduciendo los
impuestos de los ricos se incrementa la inversión y los empleos. Jé!
Y del mundial de fútbol en Qatar,
mi comunidad de vecinos, en reunión extraordinaria para evaluar el desastre de nuestra selección nacional que no mete un solo gol ni de penalty, ha tomado una decisión por unanimidad:
"QUE LES DEN"
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