En
los años 2700 a 1800 adne (en plena edad del cobre en nuestra península) trabajamos
este metal en unos asentamiento de Almería, Los Millares, a 17 km
de la actual capital. Mil años más tarde nos llegarían los fenicios que lo importaban
a Biblos para pagarle tributos a Persia. Dado que las fechas del Calcolítico
varían según su localización (más del 6000 en Mesopotamia), podríamos considerar que la del Bronce comienza
cuando se practica la aleación del cobre con el estaño, lo que dio un empujón a la
metalurgia y a las guerras, y dura hasta el año 1200 en que se utiliza el hierro.
Solapándose con ellos, del 2200 al 1500 (contemporánea
de la Minoica), en Totana, a mitad de camino entre Lorca y Murcia capital, aparece
la cultura Argárica, que incluye asentamientos fortificados de
unas 10 hectáreas de media desde Almería hasta Murcia, Granada, Jaén, Albacete
y Alicante. Solamente en Antas, al noroeste de Mojácar, se abrieron más de mil
tumbas en 10 yacimientos argáricos.
La utilización de metales permitió
distinguir una clase de elite (10% con armas y ajuares) sobre la plebe (40%) y
esclavos (50%). Lo que explica la satisfacción con que se enorgullecen todavía
los que lucen medallas metálicas en sus pecheras. Todavía hay clases.
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