
La forzada tramitación del ingreso de Ucrania y Moldavia en la UE debería ser aceptada por los que están en lista de espera: Turquía y los balcánicos Albania, Bosnia, Kosovo, Montenegro, Serbia y Macedonia del Norte.
Como dice una
editorial de El País, Macron ha defendido la constitución de una
“comunidad política europea” equivalente a una suerte de confederación
destinada a reunir a los países que aspiran a entrar en la Unión Europea, pero
que aún deben asumir reformas estructurales y relevantes en la lucha contra la
corrupción, transparencia democrática, independencia de los poderes, igualdad
de derechos de las mujeres y protección de las minorías.
La resistencia
ucrania contra Putin ha dejado claro de qué lado está, al precio de la destrucción
de su país. Es momento de que Europa corresponda a esa respuesta sin ambages.
Boris Johnson, el del Brexit, intenta deportar a Ruanda a 37 inmigrantes y lo hace con 7, provocando el rechazo de 23 obispos anglicanos.
Siguiendo el modelo del Brexit, la ministra principal de Escocia,
Nicole Sturgeon, se decide por un Scotxit, mal que le pese al payaso de Downing
street.
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