Ya no habrá quien pueda dudar del nivel de tolerancia del presidente Sánchez, después de verle tan complacido al estrechar la mano del holandés Mark Rutte, el austericida que quiso estrangular a Grecia y nos llama cerdos (en inglés pigs: Portugal, Italy, Greece, Spain) a los países del Mediterráneo.
Real como la vida misma. O más. Mandé un whatsapp a mi cocinera peguntándole si debía sacar de la nevera los filetes de pechuga de pollo pero cometí la picia de mandarla a mi "lista de difusión" en la que hay 50 destinatarios. Las respuestas fueron de lo más variado: "Como acudan los 50 a comer", "Te me estás insinuando...?", "Es para el finde completo...?", "Mucho me temo que no me atrevo a ayudarte, esa es tu decisión", "No te puedes imaginar cómo estaba esperando este momento...", "Descongela, tú descongela...", "Qué ilusión, comer contigo...", "Je je..., que yo soy Teo, eh? que soy Teo...". Y más...
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