Un héroe. Dirigida por el iraní Asghar Farhadi, el mismo de Nader Simin, una separación, toda
una garantía. Nunca he visto ninguna película tan sobria y con menos concesión
al público para ganarse su favor. Incorruptible. Y que follón se arma. Y cómo
maneja el ritmo y el movimiento de actores en los planos de interiores...
En cuanto a La Peor Persona del Mundo,
la división en prólogo-12caps-epílogo no consigue paliar las deficiencias del
hilo argumental. Diálogos pretenciosos, todo gratuito, y ¿a esta prota le van
dar el Oscar?
Igual decepción me ocasionó Competencia
oficial, al menos en lo que se refiere a la afectada interpretación de Penélope
Cruz en su papel de directora de cine, con un final no menos forzado que
pudiera rematar el guión.
Por no hablar de Malnazidos cuya buena intención no se arregla mediante el esperpento.
Otra, El hombre del sótano, francesa, de Philippe Le Guay, comedia dramática que denuncia a la ultraderecha, donde una pareja judía vende su sótano a un antisemita en contra de sus vecinos. La historia se le desmadró a los guionistas y decidieron dejarla para el arrastre.
Y por fin La última película: Espiga de Oro en la Seminci, del neoyorquino Pan Nalin. Al adolescente Semil le fascina el cine. Por eso quiere proyectar la luz, pero antes tendrá que atraparla, aunque solo sea con una máquina de coser, un ventilador y una bombilla... que pronto serán reemplazados por material electrónico, digital, para la proyección de las películas de Bollywood. Buena intención, sin pasar mucho de ahí.
* * *
Y ahora me repito en lo que escribí en la entrada 2115 del D. 24:10:2021:
Si el cine es una fábrica de emociones, y por tanto se reconoce
por sacarte una lágrima, una sonrisa, un nudo en el estómago, un dolor, un
placer, una catarsis, una pena, una alegría, un orgasmo…, entonces la película
que no consiga eso es una película fallida.
N.B. Si Apolo es el dios de la belleza, Diónisos lo
es del vino y de la droga; si Apolo quiere el orden y la moderación, Diónisos
disfruta con el caos y los excesos; si Apolo impone la métrica represora,
Diónisos prefiere el ritual que le rinda un culto orgiástico. ¿Comprendéis
ahora por qué Diónisos es el dios peliculero del cine y del teatro y las movidas?
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