martes, 22 de octubre de 2019

1972 (M 22/10/19) Darwin versus Lamarck


Ayer escribí: “Al igual que Lamarck superó a Darwin en la teoría de la evolución  (como fenómeno de la epigénesis la jirafa puede alargar su cuello durante su vida individual), en el debate de "Walden dos" versus "1984" Skinner, padre del conductismo, ha prevalecido sobre Orwell: no nos vigilan con la crueldad del Gran Hermano, nos la han metido sin darnos cuenta, como un supositorio”, texto que ya habíamos publicado en Facebook con fecha 13 de este mismo mes. Me parece que tendrá que venir alguien a explicarlo porque dicho así no parece que se entienda ni una miaja. Al tajo, pues.
En la teoría original de la evolución ortodoxa darwiniana la jirafa no puede alargar su cuello porque ése es el cuello que tiene, y punto. Si la especie evoluciona hacia nuevas jirafas con cuello más largo eso ocurrirá porque aquellas que tienen el cuello más largo estarán más adaptadas al medio y se reproducirán más y mejor que las de cuello corto. Pero decir que la jirafa puede cambiar su cuello durante su vida si se esfuerza en ello, es una aberración inadmisible para los darwinianos ortodoxos: si este es el cuello que produce su genoma tendrá que conformarse con él toda su vida.
     Para Lamarck, sin embargo, la jirafa podía evolucionar en su propia vida alargando su cuello de tal forma que cambiara su aspecto… e incluso legar genéticamente esta nueva figura. Yo siempre preferí esta hipótesis mejor que las tesis de Darwin. Y ahora resulta que sí, que si la epigénesis, que si no sé qué… Y cómo no iba a ser así cuando incluso los genes culturales (memes) son heredables. Ahí están las religiones… o la misma gramática universal con la que todos nacemos, como nos enseñó Noam Chomsky, que se heredan aunque no sepamos muy bien cómo. 
La epigénesis predice que los órganos del embrión son formados de la nada, por medio de inducción por parte del ambiente. Los genes son parte de una red compleja de interacciones que se retroalimentan y, por ende, no actúan como identidades independientes. La petrificación, caso particular de epigénesis orgánica, constituye un ejemplo ideal de ese fenómeno: el tronco en el cual la materia ha sido reemplazada por sílice conserva la estructura de las fibras, anillos y nudos de la madera.
     Y qué decir de Skinner con su conductismo y Orwell con el ojo de su Gran Hermano? (podríamos añadir un tercero, Aldous Huxley, con su Mundo Feliz). Doy por supuesto que habéis leído todos 1984, escrito por Orwell en 1948, y que nos sobrecogió la idea de ser vigilados y manipulados con la crueldad que él describe. Pero la realidad ha sido distinta. Se ha cumplido todo lo que predijo Orwell, pero no como él lo describió. Los algoritmos y los Big Data nos vigilan y manipulan sin que nos percatemos, suavemente, “como un supositorio”.

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