I
(apuntes en unas servilletas)
Van bien peinados, visten ropa de marca,
besan todavía las manos a las señoras, han aprendido de niños a manejar el
cubierto del pescado, puede que usen un perfume caro, pero sus ideas políticas
huelen a choto machista, a sudor taurino, a franquismo revenido. En cualquier
espacio de la política en que este partido aporte una mínima presencia todo va
a saber a Vox, porque es como el ajo, un condimento tan dominante que basta con
un solo diente para que su sabor se apodere de todo el guiso. Ha llegado a las
instituciones como un recuelo franquista encaramado a hombros del Partido
Popular gracias a Ciudadanos, un partido que vino con un talante liberal a
airear los viejos odres de la derecha anquilosada y ha acabado siendo un
exacerbado mamporrero de esta obscena coyunda.
Por
otro lado está Podemos: Pablo Iglesias es difícil imaginarlo callado ante un
micrófono a la salida del Consejo de Ministros sin intentar segarle la hierba
bajo los pies al Partido Socialista.
A Pedro Sánchez la derecha le empuja a abrazarse a los independentistas
para poder luego achicharrarlo y es como si los curas te obligaran a pecar para
poder mandarte al infierno.
Crisis
demográfica
En 2050 habrá en España seis jubilados por
cada diez trabajadores activos, en lugar de los tres que hay ahora. Eso
significa que, de no mediar la entrada de contingentes importantes de
inmigrantes, será muy difícil obtener los ingresos públicos necesarios para
sostener las pensiones. Según las previsiones del Instituto Nacional de
Estadística, en 2050 el Estado deberá destinar a esas prestaciones 300.000
millones de euros frente a los 140.000 millones actuales.
Diversos
factores estructurales confluyen en la tormenta demográfica. A la reducción del
número de mujeres en edad de procrear se unen las secuelas persistentes de la
crisis económica. La precariedad laboral, la caída de los salarios, el elevado
coste de la vivienda y la falta de ayudas a la crianza impiden que los jóvenes
puedan emanciparse y formar una familia. Se emancipan unos diez años más tarde
que en los países nórdicos y también consiguen más tarde su primer empleo y un
salario suficiente para vivir. El resultado es una caída de la natalidad de
casi un 30% en apenas una década. Hemos pasado de 519.000 nacimientos en 2008 a
369.000 en 2018. Ello ha dado lugar a un saldo vegetativo negativo, con 56.000
muertes más que nacimientos en 2018.
No va a ser fácil revertir un cuadro tan
adverso. La edad media del primer hijo está ya en 31 años, cuando en 1980 las
mujeres lo tenían a los 24,8 años de promedio. El número de hijos por mujer
también ha caído: de 2,8 hijos de media en los años setenta hemos pasado a 1,2,
cuando la tasa necesaria para mantener la población es de 2,1. Una parte de
este fenómeno se debe a cambios sociológicos y culturales profundos que afectan
a la vida de las mujeres, pero lo determinante es la falta de condiciones para
procrear.
Utebo, capital de España
Por culpa
de Utebo me suspendieron en Geografía Humana en cuarto de Antropología en la UNED:
caso singular de crecimiento urbanístico alrededor de un Centro Comercial
(Alcampo? Atica? era realmente en Utebo?). Su fundación se remonta al 20.000 adne.
Situado a 13 kms al NW de Zaragoza capital, y más allá a 18 Figueruelas, donde
está la planta de General Motors, dista 9 km del aeropuerto que forma el
vértice del triángulo con Zaragoza a 14. De 2.500 vecinos en 1930 hoy se acerca
a los 20.000, tercera población de la provincia, detrás de Zaragoza y Calayatud,
y quinta en Aragón. Es célebre su torre mudéjar en la plaza del pueblo
(ciudad).
Presentada
que ya está, os informo que en julio 1931 el arquitecto menorquín Nicolau Rubió
se fijó en ella para promoverla con una maqueta como capital de España (Iberia).
Por ser crucial y equidistante entre Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia; por ser
neutral, sin las complicaciones de una gran ciudad, sin industria, sin
personalidad, siguiendo el modelo de Camberra, Washington o Nueva Delhi: por no
llegar a los 150.000 hab., techo que Rubió ponía a una capital del Estado
gerencial, funcional, eficaz.
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