La
democracia es un sistema político realmente imperfecto. Pero aún no han encontrado
otro que sea menos malo.
A la democracia últimamente le han puesto
apellidos: democracia popular (en la
URSS marxista leninista), democracia orgánica
(la de la dictadura franquista), la llamada democracia independentista… Como veis, todos tratan de tildarse de demócratas, utilizando
siempre la palabra democracia para legitimarse. Así que algo bueno debe tener
la democracia para que todos la proclamen como suya.
Que todos los partidos, autodenominándose
demócratas, defiendan y prometan lo mismo, la felicidad, el empleo, la
seguridad…, es natural. Lo que les hace distintos es el modo, la forma, el
instrumento que van a aplicar para conseguirlo.
Antes de que apareciera la
socialdemocracia los sistemas económicos eran dos (por simplificar): el liberalismo de la
economía de mercado (USA, Friedman) y el socialismo que nacionalizaba todos los
recursos de la producción (la URSS, Mao, y todavía la Cuba de los Castro). La
economía de mercado (autorregulado) creaba riqueza y desarrollo económico, pero
también implicaba la explotación de la clase trabajadora y la desigualdad social(*),
siendo la peor la desigualdad de oportunidades. El socialismo soviético redistribuía la
riqueza (más bien la pobreza) pero se hundió por falta de estímulos e iniciativas
personales.
Hasta que apareció la socialdemocracia en
la década de los 60, abanderada por los países escandinavos (Olof Palme) e
implantada en España por Felipe González en el 82. Y qué es la social
democracia?
Una política económica equidistante entre
las dos, el liberalismo y el socialismo, y no aceptando lo malo de los dos y lo
bueno de ninguno, sino todo lo contrario. Deja que la economía de mercado
produzca riqueza que ya vendrá el tío Paco (el Estado) con impuestos para
redistribuirla. Así pues, economía capitalista pero con redistribución social. Hoy día no cabe
ninguna política económica que repudie el mercado ni ninguna democracia que desdeñe el aspecto social. Y así, no cabe democracia si no es
socialdemocracia, democracia social.
La socialdemocracia es, pues, una
política de justicia social en el marco de una economía capitalista (de
mercado). Es lo que llamamos el Estado del Bienestar, y en
inglés Welfare State.
Los recursos de producción se dejan en manos privadas menos cuando la seguridad nacional o el volumen de inversión aconsejen que sean públicos. Se trata, pues, de una economía mixta. “Competencia (mercado libre, pero regulado) donde sea posible, planificación donde sea necesaria”. Se reconoce la economía de mercado como la gallina de los huevos de oro, pero se la regula para controlar sus excesos y redistribuir la riqueza producida.
Los recursos de producción se dejan en manos privadas menos cuando la seguridad nacional o el volumen de inversión aconsejen que sean públicos. Se trata, pues, de una economía mixta. “Competencia (mercado libre, pero regulado) donde sea posible, planificación donde sea necesaria”. Se reconoce la economía de mercado como la gallina de los huevos de oro, pero se la regula para controlar sus excesos y redistribuir la riqueza producida.
Hoy día todas las políticas son socialdemócratas.
Nadie niega la necesidad y la eficacia de la economía de mercado pero todos
aceptan que la redistribución de la riqueza producida no sólo es un anhelo de
justicia social sino también un acicate para la producción al participar todo
el mundo en el consumo. La redistribución se realiza mediante impuestos
progresivos con lo que pagan más los que más tienen (aunque todavía se resisten
a ello.)
Lo que no quita que unos cuantos
acémilas sigan aferrados a la economía de mercado autorregulado y al
neoliberalismo.com, con las consecuencias nefastas conocidas para las clases
más necesitadas, como hemos podido comprobar en Europa estos últimos años de
política económica austérica tan cruel como innecesaria.
Por otro lado la socialdemocracia ha
querido dejar bien claro que no tiene nada que ver con el socialismo radical,
lo que indujo a González a meternos en la OTAN y abjurar de los principios marxistas-leninistas
como doctrina de una política económica. Por su parte la derecha española que sigue
tildando de “rojo” comunista a todo lo que huele a socialismo, busca eufemismos
que, escondiendo objetivos socialdemócratas, mantenga términos y símbolos conservadores,
tradicionales, incluso reaccionarios, políticamente correctos.
El discurso inaugural en Vista Alegre de
Podemos repetía casi textualmente el discurso de González en los 80. Hoy día
los proclaman abiertamente, sin tapujos, aunque quieran diferenciarse del PSOE
con un mayor énfasis en políticas asistenciales (renta mínima, pensiones,
subsidios, subvenciones, desempleo…) que si se pueden gestionar es porque la economía
de mercado ha generado los fondos necesarios para poder distribuirlos.
_________________
(*) Robert
Merton definió en 1968 el “efecto Mateo”:
al que tiene más se le dará más y al que menos tiene hasta lo poco que tiene se
le quitará, para dárselo a los que tienen más.
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