¿Los restos del Execrable en la catedral de la
Almudena? Primero deberían canonizarle.
Palabra de Piedrahita:
Contrib-huyente: evasor fiscal (Hurting Hood de la hurtopía?)
vinosaurio: botella guardada años y años para celebrar algo algún día.
copilatos: dícese de copilotos inútiles, parásitos y dormilones.
vinosaurio: botella guardada años y años para celebrar algo algún día.
copilatos: dícese de copilotos inútiles, parásitos y dormilones.
Sugerencias
Nos invade una peste, la patología de los nacionalismos.
America first!, arriba España! visca Catalonya lliure!… Sobre los "machos alfa”
escribe Carlos Yárnoz:
Autoritarios, nacionalistas y xenófobos son los nuevos líderes que gozan del fervoroso apoyo de sus electores, que cada día son más. Ahí están Trump en USA, Maduro en Venezuela, Putin en Rusia, Erdogan en Turquía, Orbán en Hungría, Morawiecki en Polonia, Salvini en Italia, Le Pen en Francia, Kim Jong-un en Corea del Norte, Xi Jinping en China y, por qué no nombrarla, la "nobel" Aung San Suu Kyi en Myanmar (antes Birmania), Duterte en Filipinas, o Torra-Puigdemont en Cataluña…, que marcan
una tendencia que va a más. Todos ellos han perdido la razón al renegar de ella
haciendo del nacionalismo su nueva religión. Tienen en común la necesidad de
crear enemigos exteriores, reales o imaginarios, siendo incapaces de dialogar
con quienes no acepten sus convicciones.
Pústulas nacionalistas surgen de donde menos pueden esperarse como ocurre con
Lviv en Ucrania occidental, antes Lvov, antes Lemberg, donde no dudaron en
masacrar colectivos minoritarios por el mero hecho de tener religiones o idiomas
distintos. (Por si Ucrania no tuviera bastante con el asunto de Crimea y las
regiones orientales de Donets y Luhans.) O los progromos...
Magnífica la
cabriola de Marta Sanz sobre la resiliencia y el optimismo en:
donde podemos leer textos como éste: “Como soy una
mujer optimista, y ya que hablamos de botellas, la veo medio vacía. Aunque me
aseguren que está medio llena, lo urgente es llenar lo que falta. Para alcanzar
la felicidad. Hay quien enfoca una calle de Madrid y ve los bares de bote en
bote. Yo veo un mendigo que duerme en un cajero. Hay quien se jacta de que los
inmigrantes han entrado en el mundo hipotecario. Yo veo camas calientes.
Medimos nuestros niveles de indignación frente a la ignominia. Decidir lo que
se ve es un problema cuantitativo, pero también cualitativo. Como soy una mujer
optimista, me puedo permitir no cerrar los ojos y practicar una tolerancia cero
hacia las distintas modalidades de analfabetismo y hambre en el Primero,
Segundo y Tercer Mundo. Tolerancia cero frente a los que convierten en pobres a
los pobres. Si fuese una mujer triste, no querría que nada arañase el espejismo
de mi felicidad. Como soy optimista, llevaría a mis descendientes a un colegio
público en el que los educaran, no para la resiliencia y para ahormarse a las
necesidades del mercado laboral, sino a uno en que les enseñasen música
dodecafónica, latín, griego, filosofía, una historia que no ha terminado,
juegos del lenguaje, baile, caligrafía, ciencias naturales y del cuerpo, dibujo
artístico, destrezas memorísticas, a contar con los dedos y, sobre todo, a
construir su sentido crítico y su alegría pinchando globos de agua y rompiendo
vasijitas feas en todas las clases de trabajos manuales.”
O,
en materia de violencia machista, el retrato de los Kavanaugh de hoy por Edurne
Portela:
“He conocido a tipos como pudo ser Brett
Kavanaugh porque los he tenido en mi aula, han sido estudiantes míos, los he
visto caminar por el campus de la universidad apropiándose con su arrogancia de
cada baldosín, cada peldaño, cada silla de la biblioteca, del aula o de la
cafetería de estudiantes, de cada centímetro de espacio público porque les han
enseñado que por su origen, su raza, su género y su clase todo les pertenece,
también las personas que trabajarán a su cargo en la empresa de papá o las
mujeres que se sientan en la silla de al lado o caminan por el campus o entran
a su fraternidad para una fiesta o esa que será la madre de sus hijos… Hombres
que conciben a sus compañeras de universidad como recipientes para saciar sus
deseos y exhibir su masculinidad llegarán a puestos de poder y seguirán
pensando que la función de la mujer es servir al hombre como objeto sexual,
vasija procreadora o ángel del hogar. Se preguntarán por qué las universidades
permiten este tipo de comportamiento. La respuesta está en cómo se hereda el
poder en Estados Unidos: la fraternidad es poder. Si investigaran las
genealogías de las fraternidades verían la continuidad del privilegio. Y no hay
nadie más fiel que un frat boy a
su pasado universitario, a su círculo secreto” (vide la entrada 720 del 20/6/13 de este mismo blog: “Putas,
productoras y reproductoras”).
Ver texto completo de Edurne Portela sobre los frat boys universitarios en:
Y de
postre una simpática diatriba de Manuel Vicent contra el turismo:
Os
acordáis de las plagas de langostas en la Biblia que arrasaban cuanto hallaban
en su paso…? Pues no, no eran langostas, eran turistas!
“Ahora son
1.000 millones. Pronto serán 2.000, luego 3.000 millones y muchos más los
insectos ortópteros, conocidos como langostas, que hoy bajo la forma de
turistas con gorra, mochila, camiseta, bermudas y chanclas se reproducen con
una rapidez extraordinaria y migran de un sitio a otro con un designio
devastador." Todo esto y más podréis leerlo en:
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