domingo, 3 de junio de 2018

1613 (D 3/6/18) Ucrania

Entre los países seguidores de este blog, con España y USA a la cabeza, hay uno que no falla. Y no estoy seguro de si ello se debe a la importancia que le doy (Ucrania es un tema recurrente de este blog, vide la entrada 1091 del 21/10/15 además de las n. 989 del 19/12/14 o la 944 del 4/11/14, entre otras) y que la simpatía vaya en las dos direcciones, o si se tratará de un amigo que vive en Kiev (que por cierto se acaba de casar) y que quizás me siga en este blog todos los días (hey! eres tú, Eugene?)
       El caso es que ha caído en mis manos un artículo de prensa, Rehenes de una guerra olvidada en el Este de Ucrania, sobre la situación actual en este país, de Pilar Bonet desde Donetsk, de cuyo resumen me apetece que podáis participar. Allá va:
      Tras cuatro años de conflicto, la frustración y la inseguridad cunden entre la población de las autodenominadas “repúblicas populares” de Donetsk (RPD, 4.3 mills. h.) y Lugansk (RPL , 2,2 mills. h.) en el este de Ucrania, frontera con Rusia. Muchos de los que en las revueltas del 2014 creyeron que podrían “desengancharse” de Ucrania y “engancharse” a Rusia, como sucedió en Crimea, están hoy decepcionados y con los nervios a flor de piel a resultas de una guerra que se ha cobrado más de 10.000 muertos.
        La sociedad está deprimida. Es pobre y es también infeliz, porque no cree en el futuro. La gente está irritada porque no hay mejoras, se siente insegura y vive asustada en un mundo de rumores. En febrero, el presidente de Ucrania Petró Poroshenko firmó una ley que convierte la llamada “operación contraterrorista” en una operación militar contra los secesionistas. A tenor de esa ley, la RPD y la RPL se consideran “territorio ocupado” y se califica a la Federación Rusa de “país agresor”. Un nuevo régimen que entró en vigor el 30 de abril establece que el Ministerio de Defensa (en lugar del servicio de seguridad) pasa a coordinar las responsabilidades de distintas instituciones estatales en la zona de conflicto.
      En Donetsk es popular la idea de que Ucrania iniciará una ofensiva contra la RPD en vísperas o durante el campeonato mundial de fútbol —que se celebra en Rusia entre el 14 de junio y el 15 de julio—, mientras que Moscú tratará de evitar la violencia antes y durante el evento deportivo. Después del campeonato del mundo veremos cambios en la política rusa hacia estas regiones y tal vez una nueva estrategia para integrarlas.
   En una semana en la RPD ha habido tres muertos y cuatro heridos entre los militares. “Rusia podría justificar un contraataque alegando la defensa de la población civil e ir más allá de los límites de las actuales repúblicas”, opina una fuente vinculada con los servicios de seguridad locales.
    Abunda la corrupción en el reparto de la ayuda humanitaria rusa y los sobornos que se ven obligados a pagar los ciudadanos de a pie que no quieren esperar largas horas para cruzar por los puestos de control que separan la zona secesionista del territorio subordinado a Kiev..
  A estas dificultades se suman las consecuencias del bloqueo de mercancías ordenado por Kiev en marzo de 2017. Los comercios de Donetsk están peor abastecidos y tienen un surtido menos variado de mercancías, en su mayoría procedentes de Rusia. La moneda en curso es el rublo ruso y la grivnia ucraniana se cambia como divisa extranjera. El escaso surtido de mercancías no es solo un resultado del bloqueo impuesto por Ucrania, sino también de la menguante capacidad adquisitiva de la población local. Los sueldos rondan los 100 euros al mes, pero los precios de los alimentos son los mismos que en Moscú. La RPD gestiona los negocios de los propietarios ucranios. El carbón y el metal salen hacia Rusia y de ahí a países y clientes en Asia y otras latitudes.
      Rusia no concede trato de favor a los emigrantes de las “repúblicas” que, como los uzbekos o los taiyikos, pueden permanecer un máximo de 90 días en territorio ruso y trabajar mediante la compra de un permiso laboral temporal. Moscú sigue considerándolos ucranios a todos los efectos, aunque acepte sus documentos, como los “pasaportes” de ciudadanos de la RPD y la RPL.

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