martes, 29 de mayo de 2018

1609 (M 29/5/18) La independencia de los jueces

La sentencia Gürtel demuestra que la influencia del gobierno no llega a los jueces porque éstos son independientes, dicen unos, mientras que para otros el gobierno manipula todas las instituciones, incluidos los jueces. Quién lleva razón? Pues los dos. Y eso cómo puede ser?
      Porque el gobierno influye en el Poder Judicial a través de su cúpula, el Consejo General del Poder Judicial, que se le somete; en los fiscales, porque los nombra; en los medios y recursos de los tribunales que el Gobierno sabotea cuando le interesa. No necesita por tanto incidir en los jueces directamente, ya que lo consigue a través de sus sicarios de la cúpula judicial.
      Pero al llegar a la base, los jueces son vocacionales, suelen cumplir sus deberes con imparcialidad y una ética deontológica tan fuerte como lo es el juramento hipocrático para los galenos.
      Con lo cual vemos que en el Poder Judicial hay dos estamentos, el político sometido al Gobierno y los tribunales que se zafan como pueden de él. Esa dicotomía ya existe entre los políticos y la sociedad que dicen representar. Los políticos están divorciados de la realidad tanto como los capitostes del Poder Judicial lo están de los jueces de a pie en los tribunales. 
      Bien es verdad que la influencia del Poder en los tribunales puede llegar en algún caso a jueces que se muestran proclives a beneficiar al partido del gobierno, pero son minoría (eso espero), como ha ocurrido en la reciente sentencia del caso Gürtel.
La división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) intenta controlar el abuso de poder ya que éste tiende al abuso. Pero si el Ejecutivo sobrepasa sus límites para interferir en los otros dos, como ocurre con el gobierno del PP que pretende siempre que puede saltarse las competencias del Legislativo y dictar las sentencias a los tribunales, éstos tienen como misión precisamente proteger a los ciudadanos de los abusos del gobierno.
     El interés del gobierno por controlar el Consejo General del Poder Judicial se debe a que este organismo es el que decide quién accede y quién no a la magistratura de la Sala Segunda del Tribunal Supremo que es la competente para juzgar a los políticos, a los aforados. Así se explica por qué se agarran al aforamiento, para asegurarse que les juzgarán los suyos. Por más que intenten explicarlo como simple protección contra denuncias falsas y abusivas y para darles mayor libertad de expresión en sus funciones como parlamentarios.

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