Es
necesario un mínimo de estrés para darle aliciente a nuestra vida. Pero ese mínimo
en mi caso es realmente ínfimo. Si el "hogar es dulce hogar" es porque nos rodean
objetos con los que estamos familiarizados y que sabemos que no nos van a hacer
mal. Adoro la rutina cotidiana, la ventana por donde miro cuando llueve o cuando nieva, el olor de la tierra mojada, los brotes de mis plantas, la tele que transmite la actualidad política o la deportiva, las zapatillas...
Este prólogo viene a cuento del conflicto
catalán que no parece sino que sus promotores necesitan emociones, aventura, y
qué mejor actividad que confrontarse a hostias con el primero que se les ponga a
mano, en este caso los malditos españoles. Ante esto Javier Cercas grita que
prefieren la barbarie antes que el aburrimiento. Y, en efecto, el espectáculo
que nos brindan es el del adolescente que no sabe cómo zafarse de la monótona rutina. Por eso gritan tanto, porque necesitan divertirse.
“La Guerra Civil de España fue en el siglo
XX el momento más interesante de nuestro país, tan interesante que llegaban de
todo el mundo reporteros
para contar lo que pasaba y escribir libros y
volverse luego a disfrutar de la paz y la tranquilidad de sus aburridos países
mientras entre nosotros la gente seguía matándose. Pero yo soy partidario de la
diversión en la vida privada —en el amor, en la literatura, en el cine—,
mientras que en la vida pública prefiero un aburrimiento escandinavo, o como mínimo
suizo.
En Cataluña de golpe han hallado una ilusión, una utopía, una forma de
salir de su soledad y hermanarse con otros a través de una gesta colectiva que,
para ellos, posee todas las ventajas emotivas de ese tipo de gestas y ninguno
de sus inconvenientes. Mira, Javier, me dijo una vez un periodista conocido: Nuestros
abuelos vivieron la aventura de la guerra y nuestros padres la del
antifranquismo; nosotros queremos vivir la aventura de la independencia.” Vale?
Si queréis leer su texto completo podéis pincharaquí.
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