sábado, 28 de abril de 2018

1578 (S 28/4/18) La segunda reacción de las mujeres

La masiva reacción social de las mujeres contra la discriminación de género que implica la sentencia judicial de “la manada” nos sorprende por constituir un enfrentamiento frontal sin paliativos contra el poder judicial, un poder judicial que sigue siendo fiel representante de la España cutre y franquista que persiste transversalmente en nuestra sociedad misógina y machista.
    Antes, en los años 60, la mujer reaccionó a nivel personal tomando posesión de su cuerpo al perder el temor a quedarse embarazada gracias a las píldoras anticonceptivas. La libertad sexual que estas pastillas permitieron sigue asustando a la España beata, cavernícola, retrógrada y mojigata que subsiste en el subsuelo de nuestra corteza cerebral, de la que no nos hemos librado todavía. Como muestra ahí tenemos a los tribunales de justicia.
    Hay un tercer motivo de orgullo femenino, un tercer elemento que coadyuva a la emancipación de la mujer y a su consiguiente autonomía, indispensable para recuperar su dignidad como persona, que es su independencia económica como consecuencia de su reciente acceso masivo al mercado de trabajo, pero éste está siendo un proceso lento que no ha culminado todavía.
        Lo que delata esta sentencia, sobre todo el voto que prácticamente pedía la absolución de los cinco violadores sevillanos en las fiestas de Pamplona, es el provincianismo inculto y beato, pero sobre todo hipócrita, de una sociedad que sigue creyendo que el varón tiene derecho a disponer como y cuando le plazca del cuerpo de la mujer, objeto de placer para el hombre, a cuyo fin fue creado.
     Urge modificar el código penal que debería explicitar que toda relación sexual no consentida es una violación. Sin eufemismos.

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