El dinero, en su sentido genuino, como unidad de cambio, existió mucho antes que la moneda, la cual no apareció hasta el siglo VII adne. El grano de trigo, el ganado, el caorí, el oro... sirvieron para esa función antes de que se acuñara el metal. En el canto XXIII de la Ilíada se menciona un trípode de valor de 12 bueyes, y en el canto VI, 236, Diomedes y Glauco intercambian sus escudos, saliendo perjudicado Diomedes pues "trocaba armas de otro por de bronce, de cien bueyes a nueve"
El valor del dinero era
avalado por lingotes de oro en los Bancos centrales hasta que, desprendido de
ese apuntalamiento innecesario, se le dio el valor de su credibilidad por el
mero hecho de ser aceptado. Esa abstracción del concepto "dinero" se
hace evidente en el dinero bancario cuyos créditos se dan utilizando los mismos
depósitos, con lo que el dinero se multiplica por sí mismo ("crédito"
viene de credere, creer). El
dinero perdió su función como unidad de cambio exclusiva para la compra de
productos, bienes y servicios, cuando se convirtió él mismo en mercancía,
comprable y vendible en los mercados financieros. El precio del dinero es el interés que se paga por él.
Las primeras monedas en
Grecia mostraban la figura de un toro, rememorando su antigua función como
unidad de cambio, y todavía utilizamos el adjetivo “pecuniario” por
dinerario (pecus en latín
significa ganado).
Por último llegó la
tarjeta de crédito (y/o débito) y el dinero virtual en la forma de criptomonedas, aún por desarrollar, y
sin que conozcamos todavía sus consecuencias.
Xavier Vidal-Folch vaticina que en la
banca del futuro las empresas y familias podrán depositar su dinero en los
bancos centrales, algo que hoy sólo puede hacerse en los bancos privados.
La protección de los ahorros privados sería así real y directa al tiempo
que garantizaría la liquidez.
Hasta ahora esta posibilidad era meramente retórica al no disponerse de los medios tecnológicos de los que hoy disponemos. ¿Que cómo podremos utilizar estos recursos digitales? pues muy sencillo: mediante su interconectividad (móvil y movilidad), los big data, las nuevas plataformas que los almacenan y procesan, nuevos jugadores, fin-tech (compañías de pagos) y tech-fin (tecnológicas metidas a banqueros). Clarísimo, no?
Hasta ahora esta posibilidad era meramente retórica al no disponerse de los medios tecnológicos de los que hoy disponemos. ¿Que cómo podremos utilizar estos recursos digitales? pues muy sencillo: mediante su interconectividad (móvil y movilidad), los big data, las nuevas plataformas que los almacenan y procesan, nuevos jugadores, fin-tech (compañías de pagos) y tech-fin (tecnológicas metidas a banqueros). Clarísimo, no?
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