El señor Puigdemont miente, traiciona a
los suyos, nadie sabe a qué atenerse con él, huye, y desde debajo de la mesa de
un hotel en Bruselas asoma la nariz para postularse como presidente de la Generalitat
catalana.
El Sr. Junqueras, nos instruye Carlos Yarnoz, al confesar ante el tribunal
penal que él era creyente, estaba confundiendo al Supremo con la Moreneta; confirmó
su deriva cuando escribió en Elnacional.cat que “la soberanía se fundamenta en
la certeza del amor infinito de Dios” (seguro que llegó a esta teresiana
desmesura? vive sin vivir en sí?). Y si la izquierda persigue la igualdad y la solidaridad mientras
que los nacionalismos buscan la diferencia y la exclusión, entonces ser
nacionalistas de izquierdas es una contradicción en sus propios términos, o sea
un círculo cuadrado.
Y para llegar a esto ha hecho falta el follón que han armado con el secesionismo catalán?
Y para llegar a esto ha hecho falta el follón que han armado con el secesionismo catalán?
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