Ya que están de moda las ambigüedades, ahí están
Rajoy, Soraya, Mato, Montoro, etc., denunciaremos algunas empezando por las de
más actualidad, las del procés catalán:
el Parlament “instó” al Govern a dictar todas las resoluciones necesarias para
el desarrollo de la ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república.
Obsérvese que no se declara la independencia sino que tan sólo se anima al
Govern a que lo haga.
Alex
Grijelmo nos pone otros ejemplos: En la antesala de una consulta esperan dos
pacientes, uno jorobado y el otro con una esquirla clavada en un ojo. La
enfermera llama: “A ver, que pase el del cuerpo extraño. Y se levantó primero
el jorobado. La enfermera corrigió: “No, el otro, por favor, el otro”.
Una
respuesta a un envío por correo: “Gracias por el libro que me ha enviado. Estoy
seguro de que no perderé el tiempo leyéndolo”.
Un anuncio
de una compañía de seguros: “Mujer al volante. Precaución”. Tuvo que aclarar que
su intención era afirmar que las mujeres son más prudentes al volante.
Cuando Marcos
Mundstock de Les Luthiers dijo “Los niños de hoy mañana serán hombres” su
compañero Martin O’Connor se mofó de él, por lo evidente de la frase, a lo que
el primero le explicó: “No, no. cuando digo que los niños de hoy serán hombres
mañana, me refiero a mañana, de un día para otro, porque hay que ver cómo
crecen”.
Entre las ambigüedades destacan por su manipulación los
eufemismos(*), de los que hemos tratado en este blog frecuentemente. Sobre la
perversión de las palabras me remito a la entrada 765 del 5/8/13.
_____________________
(*) Ejemplos de eufemismos: llamar “ley
de regularización” a la amnistía fiscal, referirse a la reforma laboral como la
“flexibilización de condiciones para evitar el despido”, a los recortes
sanitarios el “copago progresivo de los medicamentos”, a la subida del IRPF
“recargo temporal de solidaridad”, a la del IVA “subida de impuestos indirectos
en términos hacendísticos”; decir reformas en lugar de recortes, cambios de
ponderación fiscal en lugar del puro y duro aumento de los impuestos, externalización
de los servicios para no decir privatización de los servicios públicos, que las
privatizaciones pasen a ser reorganizaciones funcionales de los servicios
públicos y que al abaratamiento de los despidos lo llamen reforma laboral para
crear empleo. Que a las torturas de Guantánamo lo llamaran “ausencia de confort”
y a las muertes de civiles en la guerra daños colaterales. Por no hablar de los
campos de exterminio como campos de concentración. Más refinado aún es decir
"devaluación competitiva" en lugar de rebaja salarial. O utilizar
"procesos de racionalización" cuando se trata de despidos masivos. La
subida del IRPF la anunció la vicepresidenta como "recargo temporal de
solidaridad". "Ajustes" suena menos incisivo que recortes. Y lo
de llamar crecimiento negativo al retroceso económico, no me digan que no es
ingenioso. Otros eufemismos tenemos en servicios de información por espionaje o
anuncios de "contactos" por citas sexuales, o trabajadora sexual por
prostituta. Las antiguas suspensiones de pagos" se llaman ahora
"concursos de acreedores". Hablar de la crisis como
"resaca" atribuye la culpa a quien la sufre por haberse emborrachado
el día anterior. La quiebra de Spanair se anunció como "falta de
visibilidad financiera"; bajar, o no subir, los salarios, lo llaman
"moderación salarial", y hasta los sindicatos lo utilizan. Etc.,
etc., etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario