Texto, tal cual,
de Soledad Gallego Díaz:
El coro griego aconseja prudencia
El coro en las tragedias griegas
aconseja generalmente prudencia, recordaba Albert Camus, porque el coro
sabe que la persona que, debido a la pasión o a la ceguera, sobrepasa sus
límites, se dirige hacia la catástrofe, persistiendo en su idea de que es el
único que tiene la razón. Evidentemente, una crisis política como la
española no es una tragedia griega y unas elecciones repetidas no sería
tema para Esquilo y, sin embargo, no estaría mal ver en el escenario al famoso
coro llamando a la reflexión.
El coro podría, por ejemplo,
recordar a los barones del PSOE que si creen que su problema se llama Pedro
Sánchez es que no han entendido nada de lo que sucede en su país.
Explicarles que enfocan sus tribulaciones como un asunto de poder, en lugar de
darse cuenta de que se trata de un problema de proyecto político, de
incapacidad para conectar con las mayorías sociales y de responder con un
mensaje claro y directo a un puñado de cuestiones importantes: cómo hacer
frente al reto del mantenimiento del Estado de bienestar, cómo mejorar la
calidad de la democracia y cómo lograr el anclaje de España en una Unión
Europea que atraviesa una crisis y que necesita redefinirse. Quienes crean
que es mejor dejar pasar el momento y esperar, resolviendo antes sus asuntos
internos, una nueva oportunidad, pueden encontrarse con que ese escenario no se
plantea en muchos años.
Si Podemos piensa que sus problemas se solucionan logrando el sorpasso del
PSOE en unas nuevas elecciones, quizás el coro les diría también que piensen
dos veces en la situación. Quizás logren, si se unen a IU, superar a los
socialistas en número de votos, pero es más difícil que lo logre en número de
escaños. En cualquier caso, podrán pensar que han logrado un éxito sumiendo a
los socialistas en la depresión y favoreciendo el control de ese partido por los
sectores más tradicionales, pero es posible que esa estrategia no termine, como
se plasma en sus sueños, arrojando a los socialistas en brazos del PP, sino
traduciéndose en algo sin disculpa posible: un resultado electoral que permita
al PP y a Ciudadanos formar gobierno y no durante una legislatura, sino durante
varias.
Habría que estar cegado o
deslumbrado para no comprender cuán demoledora podría ser esa experiencia para
este país, en términos de modelo de sociedad, de igualdad de oportunidades, de
desarrollo educativo y de futuro para los menos favorecidos. Nada puede ser
prioritario a evitar ese posible escenario. El deterioro de la calidad
democrática en España ha llegado a un extremo más inquietante de lo que se pudo
pensar hace solo dos años y el mundo ofrece ejemplos de democracias en las que
la corrupción se ha convertido en una enfermedad contagiosa. Como explica Pedro
Rey Biel en Nada es Gratis, saber que se vive rodeado de corrupción produce más
corrupción y más comportamientos egoístas o antisociales. La insoportable
actitud del PP y de su máximo dirigente, Mariano Rajoy, tendrá muy serias
consecuencias sociales si no se percibe que es castigada y alejado del poder
político.
La prolongación de los
actuales niveles de desigualdad y de falta de oportunidades para los menos
favorecidos tendrá también efectos crueles. Lo que no se protege, se deteriora.
Lo que no avanza, termina retrocediendo. La educación pública y la sanidad, el
sistema de bienestar social tan dificultosamente levantado en 40 años, pueden
sufrir mayores destrozos, en lugar de experimentar las correcciones necesarias
para su mejora. Tengan cuidado, decía, esta vez sí, un coro de Esquilo porque
"es cosa grave la voz de unos ciudadanos que sienten rencor".
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