viernes, 8 de abril de 2016

1178 (V 8/4/16) Un grito feminista: huelga de cuidados

Ha nacido una revista, La Madeja, que vivamente os recomendamos (click aquí.) En su número 6 trata de los Cuidados y en su última página Celia García López escribe un grito feminista: “Huelga de cuidados”, a lo Lisístrata ateniense de Aristófanes (ya llegará después la Asamblea de Mujeres), como sigue:
     El único camino para la revolución total es la huelga de cuidados. Sí, compañeras, es la huelga de cuidados. Muchas de vosotras os preguntaréis qué queremos decir con esa expresión, muy sencillo, compañeras, muy sencillo, ¡basta de limpiar las almas y las casas de los hombres que nos rodean, basta de estar disponibles, basta del servilismo en el hogar, basta de acompañar emocionalmente al hombre explotador!
Lisístrata   arenga  a  las  mujeres  atenienses a
negarse a copular con sus maridos...
Sin nuestro trabajo este sistema injusto no se perpetuaría, y qué nos dicen, compañeras, ¡eh!, qué nos dicen, que nuestro trabajo no vale nada, que es natural, que nos quejamos demasiado cuando son ellos los que se rompen la espalda o la cabeza, según la clase, para intentar complacer nuestras necesidades. Y qué les vamos a decir nosotras, que ¡basta ya! El único camino para la revolución total es la huelga de cuidados, ¡compañeras! No hay otra salida. El único camino para la transformación real de la sociedad, para la igualdad y el respeto entre los sexos, para que de una vez por todas se valore el trabajo de las mujeres. Un trabajo que, no olvidemos, compañeras, permite que todo lo demás sea posible. El único camino para el fin del capitalismo, y de sus mecanismos perversos de dominación es dejar de hacer lo que hacemos cada día, desde que nos levantamos hasta que apagamos la luz de la lámpara de nuestra mesita de noche. Amigas, compañeras: huelga de cuidados, vamos a dejar de parir, de repartir sostén, alimento, hogar. Compa- ñeras, basta ya de seguir perpetuando la dicotomía entre público y privado; lo que pasa en nuestras casas, en nuestras camas, en nuestras cocinas tiene la misma importancia política que lo que pasa en los despachos o en la fábricas… Compañeras, basta ya de ser cómplices de este sistema que nos relega a ciudadanas de segunda, cuando sin nosotras la vida no sería posible. El único camino para la revolución total es la Huelga de Cuidados, ¡compañeras! Ha llegado el momento de dejar de alimentar la maquinaria que sostiene esta forma de vida, que legitima el odio y el sexismo, la desigualdad y la jerarquía. Compañeras, no podemos dejar que esta violencia real y simbólica siga apoderándose de todo. Tenemos derecho a decir que nuestra obligación no es alimentar, criar, planchar. Tenemos derecho a decir que eso también es un trabajo y tenemos derecho a exigir un sueldo que lo dignifique dentro de la lógica capitalista, mientras acabamos con este sistema económico, el del odio y el desdén.










       Celia García López                                                                          glup!

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