Declarar que el terrorismo es una guerra
es una estúpida barbaridad. Sería plantear el conflicto en el terreno militar.
Y ya sabemos cómo han acabado los intentos militares de acabar con el
conflicto: ahí están los ejemplos de Irak, Siria, Afganistán... Por el
contrario habría que someter el tráfico de armas a un estricto control (desmilitarizando los conflictos a los
que contribuimos con la venta de armas a las dos partes combatientes).
La raíz del mal está
en el fanatismo religioso (se suicidan para matar, algo difícil de asumir por
quienes no sean fervorosos creyentes) por lo que urge hacer laica la sociedad
desterrando de ella los sentimientos religiosos. Invertir en educación más que en el armamento.
Por otra parte los gobiernos
colaboran con los terroristas recortando derechos y libertades y amedrentando
al personal, que es lo que ellos pretenden y consiguen.
Además, generalizar y
confundir a los árabes con los terroristas refuerza a éstos en su agresividad, como
reacción al menosprecio que conlleva nuestro estereotipo sobre ellos. Al decir
que todos los terroristas son árabes, es fácil invertir los términos y terminar
con que todos los árabes son terroristas.
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