miércoles, 23 de marzo de 2016

1176 (X 23/3/16) Fanatismo terrorista

Declarar que el terrorismo es una guerra es una estúpida barbaridad. Sería plantear el conflicto en el terreno militar. Y ya sabemos cómo han acabado los intentos militares de acabar con el conflicto: ahí están los ejemplos de Irak, Siria, Afganistán... Por el contrario habría que someter el tráfico de armas a un estricto control (desmilitarizando los conflictos a los que contribuimos con la venta de armas a las dos partes combatientes).
     La raíz del mal está en el fanatismo religioso (se suicidan para matar, algo difícil de asumir por quienes no sean fervorosos creyentes) por lo que urge hacer laica la sociedad desterrando de ella los sentimientos religiosos. Invertir en educación más que en el armamento.
   Por otra parte los gobiernos colaboran con los terroristas recortando derechos y libertades y amedrentando al personal, que es lo que ellos pretenden y consiguen.
     Además, generalizar y confundir a los árabes con los terroristas refuerza a éstos en su agresividad, como reacción al menosprecio que conlleva nuestro estereotipo sobre ellos. Al decir que todos los terroristas son árabes, es fácil invertir los términos y terminar con que todos los árabes son terroristas.

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