Se trata de modelos de economía. Economías de mercado, por supuesto. Que
nadie las pone en duda, hoy. La cuestión, sin embargo, es si la economía de
mercado funciona mejor auto-regulándose o regulándola el Estado.
Hay quienes aseguran que, dejando auto-regularse a los mercados sin
interferencias ni intervención del Estado, ni de nadie, dejando que cada cual
aguante su vela, todo irá sobre ruedas y el desarrollo estará garantizado. Y lo
demuestran científicamente, académicamente, matemáticamente, contundentemente.
Incluso se llega con toda evidencia a la conclusión de que en una economía de
mercado “perfecta” (esa es la palabra clave: perfecta), el beneficio de las
empresas es cero (lo dicho: “0”). Y ello es así porque el capital acudirá a
donde haya ganancias hasta que la competencia reduzca los beneficios marginales
a cero. Genial. Maravilloso. Y a esto se apuntan en USA, la Chile de Pinochet,
el Reino Unido de la Thatcher, desde Freedman y la escuela de Chicago hasta los
eximios economista de Harvard, así como los neoliberales de la Europa actual.
El único problema que tiene esta teoría es que, al contaminarse con el ser
humano y su codicia, son inevitables los oligopolios, las prácticas que hacen inviables
las leyes del mercado, la desigualdad económica y social, la explotación sin
piedad de los más necesitados y la violación de los derechos humanos. Quien se
atreva a negar esto o está ciego o es de mala fe. (Otros principios
complementarios de esta teoría son que los ricos paguen menos impuestos porque
los beneficios de las empresas redundan en creación de puestos de trabajo, lo
cual se ha demostrado por la realidad que es un dogma total y descaradamente
falso.)
En el otro extremo se encuentra (ya no, ya no queda nadie, ni la URSS, ni
siquiera Rusia o China) la economía planificada, la que
interviene el mercado hasta el punto de programar la oferta y la demanda, nacionalizando
los recursos de producción, castrando la ambición humana en perjuicio del motor
económico, y violando también los derechos humanos, como ocurrió en la Rusia de
Stalin o la China de Mao.
Y en medio de las dos está la economía de mercado regulado, la que
interviene al mínimo en la economía de mercado, sólo para obligarle a
desarrollarse como tal mercado sin permitirle traicionarse ni dejarle caer en
prácticas que lo desvirtúen, como son los oligopolios o la explotación del
personal asalariado, redistribuyendo los beneficios económicos entre toda la población
mediante ayudas asistenciales, educación y sanidad gratuitas, rentas mínimas,
etc., como han venido haciendo los estados europeos antes de sufrir la
maldición de los actuales neoliberales, mediante su gran aportación: el Estado
del Bienestar.
Por más que este resumen pueda
sonar a algunos como sesgado e ideológico, inclinado hacia una izquierda
progresista, y aunque así fuera, con cuál os quedáis?
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