Son ellas, y no ellos, las que eligen su
pareja para aparearse. Es mucho lo que se juegan: nada menos que la
supervivencia de su especie.
Cuando un chuleta presuma de haber conquistado a una bella dama podéis
estar seguros de que ha sido él el conquistado y es ella la que se lo ha
llevado al huerto. Lo tenéis ahí mismo, en los animales: cuándo, cómo y con quién
se emparejan, es algo que deciden ellas. Siempre que tengan donde elegir, porque
si la oferta es escasa o el macho dominante se ha quedado sin rivales, entonces
imagino que tendrán que comulgar con ruedas del molino, porque la procreación
es lo importante de la hembra. (Con esto no quiero decir que la hembra humana
deba reducir su papel al de la reproducción, ni mucho menos, vide pot 720 de 20/6/13.)
Y no digamos ya si la especie de la que se trata es comandada por la
hembra dominante: caso de los lobos, los elefantes…, hasta llegar a los
chimpancés bonobos de los que ya hemos hablado en este blog (entrada 350.3 de
20/6/12 )
Y ahí tenéis a los pobres y galantes pajarillos afanándose en la
construcción del nido en el lugar que imaginan que ellas quieren para intentar
ganarse los favores de su pretendida pareja femenina. Ellas investigarán sobre
la capacidad de sus galanes para buscar alimento y protegerles, a ella y a su
progenie, e incluso los pondrán a prueba esperando a ver quién gana en la
contienda entre machos encelados, a no ser que durante la pelea aparezca un
tercero que les caiga bien y se entreguen gustosamente a él. Ese es el principal
objetivo del coqueteo femenino: azuzar a los machos a que combatan para optar
por el más fuerte.
Para dejar bien claro que son ellas las que eligen su pareja, y no al
revés, se niegan al que alardea. Aunque luego lo seduzcan después de haberle rechazado,
tras haberle bajado los humos. Para que quede bien claro que son ellas las que
deciden cuándo, cómo y con quién se aparean. Si bien el rehusado y requerido
durante este proceso convendrá que no se haya mostrado demasiado fácil.
Así que…, lo dicho. Que son ellas, y no ellos, las que eligen su pareja
para aparearse. Que es mucho lo que se juegan, nada menos que la supervivencia
de su especie.
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