Buenas noches, amigos griegos. Y buenos días, amigos griegos! buenos días. A estas horas de la noche de ayer no sabíamos todavía si la victoria de Syriza será por mayoría absoluta. Si lo fuera correrían el riesgo de no ser controlados, y un Gobierno incontrolado deviene fácilmente en descontrolado. En todo caso, las reformas económicas necesitarán su tiempo para poder aplicarse y ver sus frutos, por lo que mantener la ilusión de sus votantes requerirá una inmediata política social y asistencial. El tema entonces será conseguir los recursos financieros necesarios para poder hacerlo.
En cuanto a las perspectivas electorales en España, después de un análisis brillante (aunque elemental) sobre las buenas
intenciones de los partidos políticos Syriza en Grecia y Podemos en España,
Enrique Gil Calvo se sale por los cerros de Ubeda con disparates tan gratuitos
como éstos:
“El infierno está empedrado
de buenas intenciones. Por moralmente justificado que esté, el voluntarismo de
Syriza y Podemos puede acarrear efectos imprevistos y contraproducentes. En
concreto, de aplicarse el plan de choque que proponen, las clases populares
podrían sufrir un castigo inmerecido
(¿?!?&?,
cuáles? por qué?) comparable al anterior, o incluso peor, ya que llovería
sobre mojado
(¿??). De ahí el interés
del experimento que se dispone a ejecutar Syriza, si llegase al Gobierno tras
las próximas elecciones. La nueva política económica que se adopte podría
abortar la incipiente recuperación griega
(ah,
sí, quién lo dice?…) y, en tal caso, las clases populares más castigadas
podrían volver a sufrir nuevas penalidades doblemente inmerecidas.”
Y eso que este señor es un
colaborador en plantilla de El País.
Penoso. Vaya si es penoso. Ahora vemos que los medios remedan la política del
miedo gratuito que el gobierno está empeñado en imbuir a la población civil,
del que no escapan falsos profesionales del periodismo como éste que acabamos
de ver. Miedo por otra parte que no es sino una atribución (proyección la
llamaban los psicólogos antes) de su
propio miedo. Miedo a perder sus poltronas y privilegios consiguientes.
Tendremos que vacunarnos
contra el miedo con la risa. Aunque eso nos cueste atentados tan salvajes como
el reciente de Charlie Hebdo en
París. Porque la risa es lo que más
odian los fanáticos, ya que la risa es librepensadora, glosa Manuel Rivas: El
miedo. “El miedo al diablo. El temor de Dios. Si Dios se sostiene en el miedo,
el verdadero dios sería el miedo”. Pero el miedo paraliza. Y con el miedo los
votantes prefieren quedarse como estén. Bloqueados.
Rajoy, cagado de miedo (tiene tantos motivos...) amenaza con el Apocalipsis si llega Podemos: "es una ruleta rusa!"
Vamos, muchach@s, a
reírse tocan! que luego, con las elecciones, sí que nos vamos a reír de lo
lindo, de verdad. (Eso espero.)
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