Quitamiedos llaman a las barreras, o
barandillas, que protegen contra la velocidad o contra el vértigo al conductor
y al caminante que transitan o conducen por lugares desde los cuales pueden
despeñarse. Metemiedos vamos a llamar a los instrumentos y artificios que se
inventan los políticos autoritarios, por no llamarles déspotas o dictadores,
para tener amedrentada a la población. Porque saben, como lo saben los
capitostes religiosos, que el miedo es el camino más recto para la sumisión. Y
entre esos instrumentos para meternos el miedo en los cuerpos, destacan la
violencia legal, el terrorismo policial, las mentiras, los eufemismos…, y otros
de este u otro cariz.
El
miedo, sin tapujos, es el nuevo argumentario de consignas del gobierno del PP.
Hasta ahora repetían todos como papagayos, siguiendo las instrucciones del
cerebrito de turno, quienquiera que sea, que el PP se sacrificaba por el
interés general, por la creación de empleo y el crecimiento económico. En vista
de que no se lo creían ni sus padres, que eran ellos mismos, quisieron sublimar su
fracaso remachando que el crecimiento económico y la creación de empleo era ya
una realidad. Luego tuvieron que reforzar la burda farsa asegurando que
figurábamos a la cabeza del crecimiento económico en Europa. Como la mentira
ya no da más de sí, giran 180º el argumentario y comienzan a hablar todos,
to-dos, de que el PP es el único partido que puede asegurarnos la ESTABILIDAD
(en la Ley de Seguridad Ciudadana van a tener que incluir el cloroformo en
dosis masivas para adormecer a la mayoría silenciosa, no sea que se les ocurra
salir de su casa). Con lo cual inducen subliminalmente el miedo en la
población… al tiempo que identifican al enemigo (su enemigo, “Podemos”) como
factor de inestabilidad social. Y en ese sentido se dirigen cada vez que se
refieren a “Podemos” sin nombrarlo, como el origen de todos los males por venir
(porque ya lo ven llegar), al igual que Franco hacía calificando de comunistas a todos los que no se le sometían. Está claro que caldean el
ambiente y lo preparan para justificar violencias de todo tipo, incluso
físicas, contra “Podemos” y sus líderes tan pronto como vean peligrar sus privilegios, en lo
que ya están.
Lo
que no acabo de entender es que ese miedo se haya apoderado también de mentes
que me parecían sanas, como la del expresidente extremeño Rodríguez Ibarra, que
comienza a desbarrar como sigue: lo que nos espera es un tripartidismo en el
que, para poder gobernar, “si el PSOE pacta con el PP, se hunde el PSOE, y si
el PSOE pacta con Podemos, se hunde el país”. En qué se basa para soltar tamaña
estupidez? Lo primero es fácil de aceptar, pero que Podemos sea un peligro para
el país…, igual podría haber dicho que un pacto entre PSOE y Podemos podría
afectar a la velocidad de la órbita de Saturno, por soltar otra majadería. Este
exabrupto de un barón del PSOE me parece un estertor de la agonía de su
partido.
La historia del PSOE es toda una tragedia griega (donde el héroe
realiza hazañas que se vuelven delitos por culpa de los dioses, o sea, que
su destino es fatal: sin que nadie pueda remediarlo). Veamos: Felipe González
se inserta en la historia de España y en la vida social renegando públicamente
del socialismo soviético con el que se le confundía: “Somos socialistas! no
marxistas!”, gritó pasándose un pelín, pues hubiera bastado un “no comunistas!”
Y se le fue la mitad de sus votantes. Inevitable, pura realpolitik. Luego vino lo de integrarse en la OTAN, lo cual
decepcionó a la mitad del electorado que le quedaba. Inevitable de nuevo, realpolitik. Zapatero persistió en la realpolitik aceptando la política de
austeridad presupuestaria neoliberal.com maquillada con su valiente
legislación sobre el aborto, los gays y ayudas asistenciales de menor cuantía.
Y se cargó a la mitad de la mitad de la mitad… de su electorado, hasta que
abiertamente se bajó los pantalones y pactó con el PP la nueva redacción del
art. 135 de la Constitución. Inevitable, pura realpolitik. Pero el resultado final es el de Edipo, Jasón…,
...que es su fatal auto-aniquilación. Sólo
así me explico la disparatada y metemiedos amenaza de Ibarra: por Alzheimer senil.
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