lunes, 10 de noviembre de 2014

950 (L 10/11/14) La represión como terrorismo de Estado

Las mayorías absolutas inducen a acciones ilegales. Pues al abusar de un poder descontrolado reprimen los derechos y libertades, bajo una cobertura (máscara) legal. Pero la represión como violencia legal genera indignación, insumisión y desobediencia civil. Por otra parte las mayorías absolutas rechazan cualquier propuesta de cambio condenando a la sociedad al inmovilismo y consiguiente anquilosamiento de las mentes y las instituciones.
         Hay leyes que reprimen el derecho a manifestarse, a expresarse y hasta a pasear, como es lo que pretende este gobierno con la Ley de Seguridad Ciudadana, que no garantiza la seguridad del ciudadano frente a posibles abusos del gobierno sino de la seguridad de la elite y del gobierno contra los ciudadanos; otras que se inmiscuyen en la intimidad corporal como era la del aborto (contra el aborto) que han tenido al final que abandonar; otras que regulan las relaciones laborales de manera que se pueda tratar a los asalariados como esclavos (más de lo que ya son); otras que se introducen en los recovecos cerebrales como hace la Ley de Educación que adoctrina a las mentes jóvenes para obligar a aceptar la sumisión y reprimir la capacidad de pensar cada uno por sí mismo.
         Siguiendo la ley física que dice que toda presión provoca una resistencia, la actitud autoritaria de este gobierno es la causa de la “violencia pacífica” que se expresa en las calles protestando contra los desahucios, la abortada ley del aborto, el paro, la reforma laboral, la privatización de los servicios públicos…, acciones todas éstas que el gobierno no se molesta en escuchar sino tan sólo en reprimir. Lo cual, además, ha venido haciendo a fuerza de decretos-leyes que escapan al control del Parlamento, en un alarde chulesco que es un ataque frontal contra la democracia. (Lo que me lleva a plantearme si no sería conveniente limitar por ley al 49% el número de votos y escaños conseguidos aunque las urnas expresen un porcentaje mayor. Sería más razonable que lo contrario, que es lo que ahora pretenden hacer: dar más de la mitad de los escaños al partido más votado que no llegue al 50% de los votos).
    La nueva Ley de Seguridad (anti-)Ciudadana prohíbe acampar en espacios públicos, dificultar los desahucios, manifestarse en un radio concreto alrededor del Congreso y del Senado, grabar o compartir las actuaciones violentas de las Fuerzas y Cuerpo de Seguridad del Estado, colgar de los edificios pancartas o banderas, instalar tenderetes para recoger firmas o repartir propaganda, expresar ofensas contra España, reunirse en lugares de tránsito público, no llevar el DNI, injuriar o acusar a instituciones y autoridades en las manifestaciones públicas, Un registro creado al efecto permitirá fichar al protestón y tomar todo tipo de represalias legales contra él. Declarando estas acciones como “faltas administrativas” excluyen a los jueces de su procesamiento, dejando al ciudadano indefenso y con la carga de la prueba contra él (es culpable si lo dice un policía, no hay presunción de inocencia que valga), lo que no impide que las “sanciones” (y multas) sean tan desproporcionadas que superan las que serían aplicables si fueran tratadas como delitos. La nueva ley de tasas judiciales desanimarán por otro lado cualquier recurso judicial contra las autoridades. Hay quién dé más?! Pues sí: los vigilantes privados podrán actuar como policías.
  Dos ejemplos: tres militantes de IU son multados con cerca de 2 millones € por manifestarse contra la subida del IBI en la localidad sevillana de Espartina. A la sumisión por el miedo. Otro: la revista de humor El Agitador ha sido multada con 35.000 € (20.000 más 15.000) por dos viñetas que caricaturizaban al fiscal Miguel Pallarés que tiene una casa ilegal en Lanzarote, confesado por él mismo.

         La represión, sin embargo, no acaba con la indignación y las protestas sino que las legitima y las refuerza. Lo que sí consigue es amedrentar a gran parte de la población pero ésta parece que va perdiendo el miedo. Han adquirido un arma de enorme potencia que es la comunicación transversal e inmediata por medio de las redes con las que se movilizan.

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