El texto siguiente lo publica hoy Juan
José Millás, tal cual:
Éxito gramatical
Podemos es la primera persona del plural del
presente de indicativo del verbo poder y también la primera del plural del
presente de subjuntivo del verbo podar. La palabra Podemos genera, pues, una red de significados
que activa la malla neuronal, como si fuera nueva. Al aislarla, se transforma
en una especie de juguete, quizá en la pieza de un mecano a completar en la
cabeza de cada uno. El sujeto elíptico de Podemos es nosotros. Nosotros Podemos. ¿Podemos qué? Aquí se debe añadir el
complemento que más plazca al usuario. Podemos
detener los desahucios. Podemos parar los pies a los poderes
financieros. Podemos aminorar las desigualdades. Podemos dotar a la política de un sentido más
noble. Podemos nacionalizar la electricidad, el gas,
el agua. Podemos sanear el ambiente. Podemospodar.
Podemos, en fin, es una oración gramatical.
El PSOE se fue al
carajo cuando dijo No
Podemos. No podemos negar a los bancos su derecho a dejarte sin casa, ni
a las eléctricas el suyo a quitarte la luz, ni a las gasísticas el de cortarte
la calefacción. No
podemos, “cueste lo que
cueste y me cueste lo que me cueste”, desoír las órdenes del Ibex 35.
Aquel No Podemos fundacional de Zapatero marcó el rumbo
a Rajoy. No Podemos dejar de pagar la deuda, No Podemos perseguir a los defraudadores
fiscales, No Podemos meter en la cárcel a nuestros amigos
corruptos, No Podemos evitar que los ricos sean cada vez más
ricos y los pobres cada vez más pobres…
Estamos gobernados,
en efecto, por la lógica del No
Podemos (en el doble
sentido de poder y podar). Una lógica desde la que una clase corrompida trabaja
para sí y para los especuladores que la recogen más tarde en sus Consejos de
Administración. El éxito de Podemos es por ahora de carácter sintáctico
más que político. Pero la sintaxis no es mal sitio para empezar a hacer
política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario