Un par de “cartas al director”
sobre temas actuales
Una, del alicantino Sebastián Fernández Izquierdo, 8/11/13.
¿No hay nadie responsable?
Se construyeron autopistas que no llevaban a ninguna parte. Se hicieron
aeropuertos que nadie necesitaba. Se levantaron auditorios y polideportivos que
nadie había pedido. Se construyeron grandes e inútiles edificios, carreteras,
rotondas, piscinas que nadie utiliza.
Alguien
lo impulsó, alguien lo proyectó, alguien dio el permiso, alguien firmó y, lo
que es más probable, alguien mordió. Ingentes cantidades de dinero que nunca
llegaremos a conocer se malgastaron, derrocharon, malversaron. ¿Y quién es el
responsable? Nadie.
Se
utilizaron organismos e instituciones como las cajas de ahorros en beneficio de
los gobernantes de turno en un descarado ejercicio de abuso de poder. Se
gestionaron catastróficamente, se saquearon y se hundieron. ¿Y quién es el
responsable? Nadie.
El último ejemplo: la
Radiotelevisión Valenciana. Se utilizó de mala manera a capricho del Gobierno
autónomo como herramienta política, en lugar de ser gestionada de forma
eficiente como el servicio público que debía ser y nunca fue. Imposible saber
los millones que ha supuesto, el dinero que se ha tragado. Seguramente había muchos
bolsillos que llenar. Ahora resulta que es insostenible lo que fue sostenible
durante años. Y con la justificación de que más vale cerrarla que cerrar un
colegio o un hospital todo queda justificado. Ya está. ¿Ya está? ¿No hay nadie
responsable? ¿Nadie?
Víctimas sin justicia
(De Angela J. Melero Fernández, 8/11/13)
Entiendo
el dolor de las víctimas de ETA y, a un tiempo, envidio su influencia social y
política. Pueden protestar porque los asesinos de sus seres queridos solo han
cumplido 26 o 28 años de cárcel.
Yo,
a mis 83 años largos, y como yo muchos miles de españoles más, tenemos a
nuestros muertos en las cunetas o no aparecen, como es mi caso. Y no podemos
protestar porque jamás sus asesinos fueron a la cárcel, porque jamás fueron
juzgados ni porque tuvimos que convivir con ellos…
…todos
esos muertos como auténticos patriotas, porque murieron defendiendo la
legalidad vigente y son tan mártires —o más— como los que elevan a los altares,
porque muchos eran auténticos cristianos practicantes y murieron defendiendo el
Gobierno democrático legalmente constituido y la posibilidad de construir una
España más justa.
Y
no quiero que nos pidan perdón por tantos años de silencio, sino que se les
reconozca como víctimas de una injusticia que perdura en el tiempo.
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