Sabedores de que su empleo y sueldo
dependen de nosotros, nos suplican que los elijamos, nos dan besos y acarician
a nuestros niños, nos prometen el oro y el moro, hasta el día en que ganan las
elecciones en las urnas. Al mismo día siguiente nos tratan a latigazos, qué
digo, a muerte! nos mienten sin recato, se ponen sus sueldos y sus privilegios,
se reservan las primeras filas de los espectáculos, nos exigen respeto! se
autoconceden medallas y estatus, y se comportan como si fueran ellos nuestros
amos. Nos esquilman para llenar las arcas públicas en las que meten sus manos
codiciosas mientras ríen y se limpian las babas, provocan el paro para que el exceso
de desempleados abarate la mano de obra, nos adoctrinan en los estudios para
hacernos más sumisos, privatizan los servicios públicos para dar negocio a sus
familias y clientes políticos, etc., hasta aquí todo lo que hemos venido
denunciando en este blog desde que tomaron el poder. Pero no queda aquí la
cosa. Es que hay más.
Faltaba sólo lo que estamos viendo ahora. Que una vez investidos en sus
cargos, se sienten, y están, por encima de la ley. Por eso
delinquen cuanto quieren, a manos llenas. Porque saben que dominan todas las
instituciones, incluidos los tribunales de justicia, y que en consecuencia no
les va a pasar nada, son impunes. Hacen leyes para los demás, para reprimir a
los ciudadanos propios y para dar una apariencia democrática en el campo
internacional. Pero esas leyes no se les aplican y eso les permite sentirse lo
que son: Supermen! Lo que les permite reírse de nosotros a mandíbula batiente.


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