Recuperación, recuperación de la economía, sí! recuperación…, proclaman exultantes los miembros del gobierno y su partido. Y
no seremos nosotros los que dejemos de alegrarnos en lo que tenga de verdad.
Pero no podemos dejar de expresar nuestras reservas, que no tienen nada que ver
con lo agorero, aun a riesgo de sufrir imprecaciones tales como "claro, si las cosas van mal, la culpa es del gobierno; pero si nos sacan de la crisis, entonces el gobierno no tiene nada que ver, no!?".
Ojalá
sea verdad lo que gritan a pleno pulmón, pero ya sabemos que este gobierno sólo
miente, siempre que habla miente (al menos así ha sido desde que llegó
al gobierno), por lo que no sirve de fuente de información ni en principio
podemos darles crédito. Lo que no quita que pueda ser verdad, pero no porque lo
digan ellos.
Lanzar campanas al vuelo por una aparente
recuperación macroeconómica no sirve hasta tanto ésta se traduzca en una recuperación
microeconómica que se exprese en empleos, incremento del consumo, etc.,
y en la recuperación del estado de bienestar que tardará mucho en llegar dado
el mucho mal que han hecho.
Por otra parte, si mejoramos no será por actuaciones del gobierno sino a
pesar de ellas. La similitud de imágenes y la asociación por contigüidad espacial o temporal entre dos o varios hechos induce a confundirlos con una relación de causa-efecto, y están en
la base de toda superstición, como puede comprobarse en el vudú o en las
pócimas con el pelo de la amada. La magia para nuestros ancestros equivalía a lo que son los milagros para nuestros creyentes. Pero el que dos acontecimientos
coincidan en el tiempo (gobierno del PP y recuperación económica, por ejemplo)
no permite asociarlos sin más, como querrán pretender los falaces y los de mala
fe. Para considerarlos uno como consecuencia del otro, habrá que considerar
otros elementos que justifiquen esa relación. Lo que no quita para que, si se
dan esos factores, ambos puedan y deban asociarse en el tiempo.
La
política que ha seguido este gobierno, si ha incidido en la economía ha sido
para retardarla,
no para animarla, ya que ha sido una política austérica
anti-inflacionista que de por sí no induce al crecimiento, sino todo lo
contrario, como hemos venido repitiendo a lo largo de este blog.
Incluso
si la economía empieza a recuperarse, y ojalá sea así, lo habrá hecho dejando este gobierno unas ruinas y un reguero de desgracias muy difícilmente reparables
(emigraciones, desahucios, paro, pobreza de solemnidad, desigualdad económica y
social…)
Paro,
vivienda, educación pública (y por tanto laica), sanidad universal y gratuita,
son los retos que hay que afrontar y que no creemos que este Gobierno quiera ni
sea capaz de hacerlo.
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