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Obras son amores, y no lamentaciones…
Obras son amores, y no lamentaciones…
… incluyendo las del papa Francisco con motivo de los más de 300
muertos en Lampedusa, si se quedan en eso, en puras quejas y lamentaciones, sin
hacer nada al respecto. Es de estas
quejas que se queja Millás, quien lanza-llamas desde su pluma:
A OTRA COSA MARIPOSA por Juan José
Millás (11/10/13)
La lástima, reconvertida en trámite burocrático, nos evita
el papeleo, los timbres, las pólizas y el enfrentamiento con la verdad. Usted
vaya a ese rincón y dese siete golpes en el pecho. Usted derrame cuatro
lágrimas y usted laméntese de la hipocresía de que se conceda la nacionalidad a
los cadáveres y se persiga a los supervivientes. Usted, Millás, describa todo
este lío con cierto desgarro sintáctico. Señale la contradicción de que nos
duelan los muertos cuando las leyes prohíben auxiliar a los náufragos. No
olvide añadir que en su propio país está prohibido proporcionar cobijo a un
simpapeles. Describa los Centros de Internamiento de Extranjeros, eso siempre
funciona. No se corte en decir que sí, que, en efecto, son cárceles para
personas que no han cometido delito alguno. Cargue ahí las tintas. Construimos
cárceles para inocentes, manicomios para cuerdos, raquetas para mancos (si le
apetece, haga una pirueta y hable de los aeropuertos sin aviones; si no, cambie
de párrafo).
Personas como usted, Millás, colaboran a resolver el
papeleo de la lástima a los contribuyentes poco experimentados. Nos recuerdan a
esos pasajeros amables que, en el avión, ayudan al vecino de asiento a rellenar
el formulario de aduanas. No se corte. Si le apetece decir que lo de Lampedusa
ha sido un crimen a gran escala cometido por quienes levantaron la mano en el
Congreso (o en los congresos), dígalo con todas las letras. Esto nos ayuda
mucho, pues añade a la gestión de la lástima ese punto de indignación moral sin
consecuencias que tanto bienestar produce en el votante. Y no se olvide de
lanzar un puyazo al Frontex, el organismo europeo encargado de gestionar las
fronteras exteriores de los países de la UE. Le agradecerán mucho la mención,
nadie los conoce. Cierre de este modo el artículo, factúrelo, y a otra cosa,
mariposa.
El mono aprieta, Juan José Millás (18/10/13)
Rajoy
miente, Montoro miente, Guindos miente, Sáenz de Santamaría miente,
Cospedal miente, Carlos Floriano miente, Ruiz-Gallardón miente, Ana
Mato miente, José Ignacio Wert miente, Fátima Báñez miente… La
relación del PP con la mentira es la del toxicómano con la droga.
Vive para ella, alrededor de ella, solo piensa en la dosis próxima.
Por eso los salarios no bajan, ni desfallece la igualdad de
oportunidades, ni se recortan las pensiones, ni Bárcenas trabajó
con nosotros, ni hay 7.000 mamografías en lista de espera, 7.000, ni
existe el copago dentro o fuera de las instalaciones hospitalarias,
ni se envía a los dependientes al moridero. Si fuera necesario
asegurar que es de día cuando evidentemente es de noche, juraríamos
ante la Biblia que hace un sol radiante. Todo depende de lo que
apriete el mono y les podemos asegurar que el mono aprieta. Cuando
Rajoy dice en Japón que Fukushima no supone riesgo radiactivo alguno
mientras entre sus zapatos corre un líquido fosforescente, no es por
capricho. Lleva, entre viajes y cambios horarios, más de 48 horas
sin mentir. A ver qué drogadicto aguanta eso. Los ministros y los
responsables del partido se pasan las mentiras unos a otros como el
que pasa una papelina por debajo de la mesa. Pero guardan las más
puras para sí. De ahí que muchas de estas mentiras estén
adulteradas, cortadas y que suenen a chiste. Pero valen para salir
del paso al modo en que un trago de colonia puede aplazar la ingesta
de coñac o la colilla de la noche anterior ayuda a resistir hasta
que abran los bares. Hay subsecretarios y directores generales que,
al no tener la oportunidad de mentir ante las cámaras, lo que dobla
la eficacia del estupefaciente, se retiran al cuarto de baño y se
dicen las mentiras a sí mismos, frente al espejo, como el que
desaparece un rato para meterse unas rayas.
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