Me refiero al idioma, a nuestra lengua
patria, o materna, en la que se va a celebrar la próxima Cumbre
Iberoamericana de Jefes de
Estado y de Gobierno que se
llevará a cabo en la ciudad de Panamá los próximos 18 y 19 de octubre del 2013
bajo el lema “El papel político, económico, social y cultural de la
Comunidad Iberoamericana en el nuevo contexto mundial”. Ahí queda eso.
Muñoz Molina y Miguel Angel Aguilar se han pronunciado
sobre el tema de la lengua, el primero con una crítica feroz contra la retórica
de los discursos políticos que, repitiendo siempre lo mismo, se quedan en lo cuantitativo alardeando del número de hispanoparlantes y del grandioso futuro que le espera a
nuestra lengua en los Estados Unidos, en lugar de profundizar en el idioma como
expresión de una cultura y del bienestar de los pueblos que lo hablan. Y el
segundo, avisando que, “sin una autonomía informativa (mediática), no puede
existir una comunidad política y cultural”, ya que los países periféricos seguirán induciéndoles a confundir su identidad con la que les
atribuyen los medios que
colonizan sus culturas.
En
el plano político, Francia es un ejemplo de una política francófona agresiva en
los países africanos que fueron sus colonias, reforzando su lengua como
sinergia en otros campos como el del prestigio y el comercial. A los países de habla inglesa no les
hace falta promocionar su lengua, les basta con el dominio de las agencias informativas mundiales y la adopción inevitable y espontánea de su idioma para los nuevos instrumentos tecnológicos, que son continuos. Nosotros, lo
poco que teníamos a nivel de autonomía informativa, el centro emisor de Radio Exterior
de España para toda América, instalado en San José de Costa Rica, con motivo de
los recortes? ha pasado a mejor vida. Pero ahora en la Cumbre que empieza
mañana se desgañitarán pregonando las excelencias de una lengua que, si evoluciona,
lo hará por su diversidad y vitalidad no porque estos vocingleros hagan nada
útil para su desarrollo.
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