lunes, 2 de septiembre de 2013

792 (D 2/9/13) El puente de los candados


La estupidez humana es tan miserable y penosa en el plano individual como hilarante y patética a nivel colectivo. Digo esto al enterarme de que el Ayuntamiento de París está estudiando qué medidas tomar para evitar que se hunda el puente de los Candados, antes puente de las Artes, que lleva al Louvre, sobre el Sena, debido al sobrepeso de los miles de candados que los enamorados se han empeñado en colgar de sus barandillas. Menos mal que al menos las llaves las tiran al río. Por si no tuviéramos bastante con la romería de la Virgen de El Rocío en la que quiere apoyarse la Ministra del Desempleo para corregir el paro. Al menos en la Fontana di Trevi pueden recogerse las monedas que, arrojadas de espaldas, aseguran buena suerte y el cumplimiento de un deseo.

"Anónimo" nos manda el siguiente comentario: Cada candado, moneda, plegaria, es el depósito del miedo a vivir. Vivir no contempla la garantía de que alguien nos querrá siempre o a tener holgura financiera. Y ese gesto de "echar la moneda a la fuente" es como liberarse de la carga de responsabilidad

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