Seguimos con el tema de ayer, pero ya
concretando. Se trata de apoyar una revolución de las mujeres para que tomen el
poder, en todos los ámbitos. Aunque lo vayan haciendo uno por uno. Y no puede
bastarnos con un objetivo más cercano de igualdad de derechos porque estos
movimientos son pendulares y si queremos que se centre hay que empujarlo bien
fuerte al otro extremo para que luego se quede donde pueda.
Seguimos. Las mujeres son el 51% de la población. Si coparan el Congreso,
sólo en la proporción que les corresponde, los Parlamentos serían
mayoritariamente femeninos. Y qué Parlamento femenino votaría que sus hijos
marcharan a la guerra? Pues las guerras tienen que ser aprobadas por los
Parlamentos… Así que no habría guerras, eso para empezar. Pero bajemos de las
nubes y tirémonos de cabeza a la piscina.
En los recientes campeonatos mundiales de natación en Barcelona, por
ejemplo, de las 12 medallas conseguidas…, cuántas consiguieron los varones y
cuántas la mujeres? No os lo creeríais si no fuera porque ya lo sabéis. Los
varones…, ni una! ni una! Y las mujeres, doce, todas. Estas sin signo de
admiración, no hacen falta. No tiene importancia. Que no?
Por qué no empezamos haciendo camino al andar? Hay que colocar una mujer
al frente de la Federación de Natación, ya! Ya seguiremos con otras después,
pero este primer paso hay que darlo ya! aunque sólo sea para coger experiencia
y practicar los vericuetos y procesos que hay que salvar para llegar al pico
superior del organigrama. Qué hace ahí un varón testiculado (aparte de cobrar
dietas) al frente de un ejército compuesto de amazonas? Se excusan aduciendo
que “el deporte masculino interesa más que el de las mujeres, y si éste
interesa algo se lo debe a los rasgos estéticos (traseros) de las deportistas”.
Mujeres al poder! Al menos a la presidencia de la Federación de
Natación. Ya llegarán los Parlamentos y los Bancos. Empezamos?
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